EHU/UPV

Laura Tuneu: «El 80-90% de la vitamina D se sintetiza en la piel a través del sol»

‘Sol y vitamina D ¿Cuánto sol es necesario para tener unos huesos sanos’ es el título de la clase de la endrocrinóloga Laura Tuneu durante el curso de verano de EHU/UPV sobre ‘La piel y el sol. Una nueva cultura de vida saludable al aire libre’.

Laura Tuneu ha explicado que el nombre de la vitamina proviene del término ‘vita’, que significa vida: «Esto nos hace entender que son esenciales para vivir». Según ha explicado la endocrinóloga existen dos tipos de vitaminas: las hidrosolubles (vitamina B y C) son las que elimina nuestro cuerpo de forma rápida al disolverse en agua; y las liposolubles (vitamina A, D, E y K) se guardan, acumulan en el organismo y se eliminan lentamente. «Las vitaminas son complejos esenciales que no las fabricamos y debemos adquirirlas a través de la dieta. Sólo la VITD requiere de la exposición solar».

La vitamina D es una hormona que tiene como función mantener unos niveles de calcio estables en sangre. La falta de calcio puede acarrear la tetania, es decir, la contracción involuntaria de ciertos músculos; el exceso puede generar náuseas, vómitos o dolor gastrointestinal. Los huesos, al estar formados de proteína, esta vitamina los fortalece.

El déficit de la vitamina D es muy común en los niños, según ha subrayado Tuenu, porque sus huesos están en proceso de crecimiento. Y ha añadido que en casos extremos, como es el del raquitismo, los huesos son frágiles y tienen a doblarse.

Sin embargo, en los adultos también existe el déficit de la vitamina D, que puede generar la osteomalacia: dolor óseo, muscular, pérdida de peso, menopausia, son síntomas que determinan esta enfermedad.

Tuneu ha hecho hincapié en que «debemos controlar, sobre todo, la dosis de las vitaminas A, D y E, sin caer en excesos ni en déficits». El 80-90% de la vitamina D se sintetiza en la piel a través del sol: las radiaciones ultravioletas tocan la piel y debajo de ésta hay un precursor que es un derivado del colesterol, que ayuda a generar la vitamina D. «Cuando nos exponemos al sol, los niveles de vitamina D son altos a partir de las dos horas; después, se sintetizan, se guardan y se liberan. También sabemos que la crema con un índice de protección superior a 8, anula la vitamina D».

Dentro de los alimentos más ricos en vitamina D, se encuentran el aceite de hígado de bacalao, el salmón, el atún, las yemas de los huevos, los cereales, la leche y los champiñones, «siempre y cuando se ingieren con una buena dieta». De lo contrario, el exceso de vitamina D produce toxicidad.

Respecto a la lactancia materna, la endocrinóloga ha explicado que es deficitaria por muy buena y natural que sea, ya que por falta de hierro y vitamina D, no cubre lo suficiente. «En este caso, se recomienda exponer al bebé al sol durante 10-15 minutos, tres veces por semana, mínimamente en los brazos y en la cara».

Las acciones de la vitamina D se basan en la relación entre los alimentos mencionados y el sol tomado que generan esta vitamina, y éstos se acumulan en el tejido graso. Cuando el cuerpo los necesita pasan por el hígado y se convierten en 25OH VITD: «Ésta es un buen precursor para saber qué cantidad de vitamina D tenemos». Es entonces cuando pasa por el riñón y se convierte en vitamina D activa, la que determina si una persona tiene una enfermedad relacionada con el déficit de esta vitamina: «Como estas personas no podrán fabricar la vitamina D activa, por definición, requieren de suplementos de vitamina D». Después, el calcio la absorbe del intestino y la penetra en la sangre hasta que se introduzca en los huesos. «Tenemos receptores de vitamina D en todos los órganos del cuerpo, e inhibe la proliferación de células cancerígenas, y aumenta el crecimiento y diferenciación celular».

La ponente ha hablado también sobre la importancia de esta vitamina en mujeres embarazadas y en ancianos, y ha explicado que ambos requieren de más vitamina D: «Los niños pueden nacer decrecidos o la madre puede presentar la enfermedad de preeclampsia. Un buen nivel de esta vitamina favorece a los ancianos en la disminución de fracturas, caídas y mortalidad».

Respecto al cáncer, Laura Tuneu ha dicho que se basan, aún, en estudios observacionales que no han pasado por ensayos clínicos; por tanto, no hay evidencias seguras, pero las personas con menos vitamina D, son más propensas para padecer el cáncer de mama. «La mayoría de la población tiene déficit en vitamina D: cuanto más moreno eres, generas menos vitamina D, y cuanto mayor seas, también».