A Van Avermaet, y también a Fuglsang, le ha beneficiado una caída a 12 kilómetros de la meta del italiano Vincenzo Nibali y el colombiano Sergio Henao, acompañantes de Majka en el trío cabecero que iba camino de repartirse las medallas.
Pero quizás no se habrían caído ambos corredores –Majka se ha salvado por los pelos– en la peligrosa bajada de Vista Chinesa si por detrás Van Avermaet no les hubiese presionado tirando como un poseso de un grupo perseguidor en el que también iba Purito Rodríguez y en el belga ha asumido la responsabilidad por su condición de hombre más rápido.
Purito ha ha acabado quinto superado por Julien Alaphilippe en el sprint del grupo perseguidor de los tres primeros, pero un puesto de finalista sabe a poco a una selección que aspiraba al oro y tenía en Alejandro Valverde al principal favorito en sus filas.
Pero al corredor murciano no le han funcionado las piernas, no ha tenido reparo en reconocerlo, y ha intentado reciclarse en un gregario para Purito, al final sin demasiado éxito. En la escuadra de Javier Mínguez ha destacado especialmente el getxoztarra Jonathan Castroviejo –también han corrido los vascos Ion Izagirre e Imanol Erviti–, que se ha vaciado durante 180 kilómetros para que sus líderes aprovecharan una oportunidad que al final no ha acabado de plasmarse.
Van Avermaet (Lokeren, 1985) ha dado un recital en los últimos 20 kilómetros, solo comparable al del italiano Vincenzo Nibali, que apuntaba a oro pero que ha acabado por los suelos.
En un gran movimiento táctico, en la segunda bajada a Vista Chinesa, a 22 kilómetros de la meta, Nibali se ha visto en un grupo de doce corredores, con dos compatriotas y sin el otro gran candidato al triunfo, el británico Chris Froome.
El italiano ha ido seleccionando el grupo con diversos ataques, el que parecía decisivo después de que Purito los alcanzase en la subida al Alto de Canoas, la exigente primera media subida a Vista Chinesa y prácticamente otro puerto.
Pero al italiano y a Henao, que ha sido como su sombra y que se había filtrado en una fuga de cinco a 71 kilómetros de la llegada, les ha abandonado la pericia y la suerte, como un rato antes al australiano Richie Porte en ese mismo sitio y les ha robado –han acabado desolados sentados en la carretera– el sueño del título olímpico.
Un título que ha sido para Van Avermaet, que también había provocado el último corte en el grupo perseguidor de Majka, al final bronce como se presumía cuando iba con Nibali y Henao. En la pelea por el oro, con Maja entrando casi de paseo, reventado y sin opciones, Van Avermaet hasta ha sacado de rueda a Fuglsang. Por detrás, Purito ha intentado ser cuarto pero se le adelantó Alaphilippe.
La carrera ha sido espectacular desde el principio, con una escapada sin cumplirse la media hora de carrera de seis corredores, entre los que se encontraban el polaco Kwiatkowski, campeón del mundo de 2014, y el colombiano Pantano, que hizo trabajar para evitar disgustos posteriores a España, Italia y Gran Bretaña, las selecciones de los grandes favoritos.
Gran trabajo de Castroviejo, de Marqui, Poels y Stannard, que han ido reduciendo paulatinamente los casi 8 minutos que lograron los fugados, además de Kwiatkowski y Pantano el suizo Albasini, el alemán Geschke, el noruego Bystrom y el ruso Kochetkov.
Pero no han quedado solo en eso los 140 primeros kilómetros, ya que el circuito tenía muchos obstáculos preparados, como un tramo de pavés en el que muchos han dado con sus huesos en los suelos y se han contabilizado infinidad de problemas físicos y/o mecánicos. Una caída de un corredor iraní ha asustado cuando se produjo.
Entre ellos, quizás el propio Froome, que ha cambiado de bicicleta a 99 kilómetros de meta. Mollema también ha sufrido lo suyo. Quien no lo ha hecho fue Tom Dumouline, que ha abandonado en el km.10 para preservarse para la crono del miércoles.
Hasta abanicos ha habido en esa trepidante primera mitad de carrera. Provocados por los checos, el pelotón cabecero se ha partido en tres y, aunque Valverde y Purito no han entrado en el corte delantero. Froome, su escudero Thomas, Cancellara y Gilbert han querido dar continuidad a a la aventura pero España ha reaccionado y ha solventado rápidamente la situación.
Pero, con el sexteto por delante, como estaba previsto, la carrera se ha decidido en el otro circuito, el de Canoas, en la que tanto las subidas como las bajadas al alto de Vista Chinesa, en realidad dos puestos en uno, con la durísima primera subida a Canoas.
Allí se ha movido bien Nibali liderando a una Italia poderosa, pero al Tiburón de Messina, y también a Henao, le ha abandonado la suerte que ha tenido Van Avermaet. Aunque el belga se la ha merecido como nadie para abrillantar un palmarés meritorio pero no espectacular que contaba con dos victorias de etapa en el Tour, una en este 2016, una en la Vuelta y triunfos también en la Tirreno-Adriático y la París-Tours.