«No leo las crónicas del partido, uno ya sabe cómo lo ha hecho»
Baracaldés. 21 años. El único rojiblanco que ha osado en las últimas fechas robarle protagonismo y halagos al mismísimo ídolo Aritz Aduriz. Llegó con 13 años a Lezama, sin imaginar siquiera lo que el futuro le depararía. Ha pasado religiosamente por todas las categorías del club, sin triples saltos, hasta superar la criba de Valverde este verano y en cuestión de un mes ganarse la titularidad.
Es la última perla en salir de Lezama. 9 partidos y ya ha cautivado a unos aficionados que celebran sus virtudes como central y su temple inusitado sobre el campo.
Ha tardado la prensa de Barcelona en relacionarte con un supuesto interés del Barça...
Pues estaba con mis amigos cuando salió la noticia, pero la verdad que me hizo gracia. No creo que eso me vaya a influenciar ni mucho menos... Estoy muy bien aquí. No me esperaba que saliera nada de eso.
¿En el vestuario alguna broma ya habrás escuchado?
Pues sí, alguna bromilla sí que se ha hecho, pero nada más.
¿El presidente Urrutia no te ha llamado para renovar, no?
No...
¿Si te llama no le dirás que no?
No... (sonríe).
Precisamente ha sido en Barcelona vuestro último partido. A pesar del mal juego fuiste uno de los destacados, como también te llevaste muchos halagos en el 5-3 ante el Genk. ¿Eso tiene que reforzar mucho a uno, duelos tan dispares y rayar a buen nivel?
Siempre es un halago que la gente te anime, que te apoye, y la verdad que el partido del 5-3 salió mejor, el otro fue mucho más feo. Pero estoy muy a gusto de que la gente esté contenta conmigo.
Por cierto, cuando saltó Caicedo al campo, ¿dijiste aquello de ‘vaya miura’ que me viene?
Sí, lo habíamos visto en el túnel de vestuarios y es un tipo grande, fuerte. Ya sabíamos lo que nos venía encima, pero yo estaba muy a gusto en el campo y encima esa gente me motiva mucho más defenderla.
¿Al día siguiente eres de los que se lee las crónicas para ver qué escriben de uno?
No, la verdad. La familia, mis padres siempre miran a ver lo que dice la gente, luego en las redes sociales suelen comentar cosas de ti o te nombran, pero la verdad que no soy mucho de leer la prensa ni los comentarios sobre uno. Yo creo que uno ya sabe cómo lo ha hecho y ya está.
Por cierto, antes de tu consolidación algunos sostenían que tu 1,82 era escaso para jugar de central, pero has demostrado que no flojeas en el juego aéreo.
Sí, siempre se me ha achacado eso de que no era un central muy alto, que no medía lo suficiente para esa posición, pero yo sé que por arriba, en disputas aéreas estoy a gusto, sé que soy fuerte en ese aspecto y no tengo ningún problema.
Ante el Genk, el nombre en boca de todos era Aduriz, pero San Mamés salió enamorado de Yeray...
Como decía antes, es un halago que la gente te anime, esté contenta, porque el hombre del partido fue Aduriz pero yo intenté hacerlo lo mejor posible y luego encima salió esa asistencia...
(En ese instante se abre la puerta de la pequeña sala en Lezama y aparece Mikel Rico... señala a Yeray y dice «Laudrup, es Laudrup», el que parece nuevo mote del baracaldés en el vestuario por aquel pase filtrado a ‘Adu’).
¿Esos halagos son también una presión añadida, una responsabilidad para el siguiente partido?
Los partidos han salido bien y la gente te pide que sigan saliendo así. Intentaré hacerlo lo mejor que pueda, pero sé que en estos momentos todo lo que me está pasando es muy bueno y también que llegará un momento en el que quizás todo no sea tan bonito, y vendrán críticas y las aceptaré, pero no creo que me influya mucho.
Disfrutas cada partido...
Sí, yo cada partido me lo tomo como un reto e intento disfrutar lo máximo.
Hasta hace unas semanas, seguramente ni soñabas con un arranque así...
No, para nada. Sabía que algún minuto iba a tener esta temporada, pero ni mucho menos que iba a jugar tantos partidos.
Venías de una temporada en Segunda A con el filial, en la que en las primeras jornadas, cada partido de Yeray se contaba por tarjetas, muy impetuoso en tus acciones, y, sin embargo, por ahora no te han amonestado, se te ve midiendo más tus entradas... Ha habido una evolución...
Es que veníamos de Segunda B y era un salto grande, y esas ganas de ganar, de salir tan excitados al campo sí que hacía que cada partido me llevase una tarjeta y al final creo que ni tampoco todas me las merecía, pero salió así. Pero tampoco he cambiado nada. Quizá el año pasado algunas acciones las medía menos. Está claro que cuantas menos tarjetas me saquen y más limpio sea mi juego, más contentos.
¿Qué te pide Ernesto Valverde?
Me ha pedido siempre el tema de la concentración y últimamente el ir al suelo a veces, que voy demasiado... También el aguantar la línea, porque quizás en el Bilbao Athletic no nos han inculcado lo de aguantar en la línea y siempre estoy un poquito por detrás. Fijarme.
De Segunda B a Segunda A, de ahí a Primera y en cuatro jornadas la titularidad. ¿Va todo demasiado rápido como para asimilarlo?
La verdad es que me da tiempo con mi familia, el debut, las oportunidades que han ido llegando y lo seguiré haciendo si todo sigue así.
¿Qué te dicen en casa?
Están muy contentos, que siga así, que siga trabajando, que todas las mañanas venga aquí con ilusión de seguir mejorando y que no baje los brazos.
Has dejado de ser una persona anónima en la calle. ¿Ha cambiado algo tu vida diaria?
Se nota sí, vas por la calle y quizás la gente te conoce, te saluda, te pide una foto. En Barakaldo encima la gente más que en cualquier otro sitio. Pero yo sigo haciendo lo mismo que hacía antes, si me tengo que ir a tomar algo con los amigos me da igual que la gente me conozca, no tengo ningún problema.
Porque si en algo reparó la gente desde tu primer partido era en el aplomo que tenías...
Siempre he sido así, en todos los sentidos, jugando al fútbol o no. Soy un chaval muy tranquilo, que no se altera ni nada. Sí que en el debut tenía esa cosa, esos nervios en el estómago, pero luego cuando estoy en el campo juego muy tranquilo.
Sea en el estadio que sea, sea ante el jugador que sea...
Me gusta jugar además contra gente de nivel, me da igual que esté enfrente Cristiano, que sea Jurado, que sea cualquiera.
¿Y si hay que echarle una bronca a Laporte, se la echas?
No, broncas no echo. Yo intento animar y si no le sale le seguiré animando. Broncas nunca.
¿Es difícil mantener los pies en el suelo, que con 21 años a uno no se le suba a la cabeza?
Mis padres siempre me han enseñado que las cosas buenas llegan pero que no te puedes subir arriba, porque igual que subes puedes volver para abajo. Tienes que tener los pies en el suelo y saber lo que te está pasado en cada momento y sobre todo disfrutarlo. No hay más.
¿Algún compañero te alerta también de que las cosas pueden cambiar?
No necesito que ninguno me diga nada, lo he visto. Eso no se comenta, eso lo tienes ya en la cabeza porque todos los partidos no te van a salir redondos como hasta ahora. Si siguen saliendo seguiré disfrutando y si no, pues espero que ese día mis compañeros y mi familia me animen, y a seguir adelante.
«¿Objetivos? Mi meta fue jugar con el Athletic en San Mamés y en adelante seguir aquí todo lo que pueda»
Desde los 13 años en Lezama, ¿uno tiene claro en algún momento que llegará al primer equipo?
No, nunca lo tienes claro, te sale un año bueno, al siguiente ya se olvida, se fijan en ti en juveniles pero si al siguiente lo haces malo no te sirve de nada. Se trata de ir año a año, seguir subiendo, y una vez que llegas arriba, ya está. Pero nunca lo tienes claro, para nada. Muchos que quizá lo tenían claro al final no han llegado y al revés. Casi todo depende del trabajo diario, currártelo y si tienes suerte...
Porque tú vienes de esa generación del año 95 de los Remiro, Markel Etxeberria, Óscar Gil, Undabarrena, Unai López, Seguín o Gorka Santamaría... Pero ahora solo estás ahí arriba tú.
Sí, siempre se ha hablado de esa generación de oro, pero es que mi nombre nunca ha salido ahí como si yo fuese algo extraordinario. En los torneos que jugábamos, en muchos, yo estaba en el banquillo y jugaban otros. Otros compañeros daban pasos mucho antes que yo, subiendo al Juvenil, Basconia... Pero pasito a pasito estoy aquí.
¿Te entran las dudas en ese trayecto?
Yo no pensaba en eso, ni porqué subían a este y a mí no. Yo ya estaba contento por estar aquí y tenía a mis compañeros, y disfrutando de unos años increíbles.
¿Recuerdas la primera prueba que hiciste en Lezama?
Eso no se olvida. Iba a firmar otro año con el Danok Bat y justo cuando iba a hacerlo llamaron a mi madre que tenía que venir a Lezama. Vine aquí con Óscar Gil, Gontzal... Yo era un tuercebotas, no era capaz de levantar el balón con la izquierda y con la derecha si te la daba bien, suerte, así que cuando me llamaron, si te soy sincero, ni me lo esperaba.
¿Y ahora, qué objetivos te marcas?
Ahora mismo solo estoy pensando en desconectar de todo los días libres de este parón, que van a venir bien. Mi meta fue jugar con el Athletic en San Mamés. En adelante, solo seguir aquí todo lo que pueda y ya está.J.V.