Tras reunirse en el Palau de la Generalitat con la presidenta balear, Francina Armengol, Puigdemont ha salido al paso de la decisión del Tribunal Constitucional español (TC) de paralizar la resolución del Parlament que abría la puerta a un referéndum en 2017 con o sin el aval del Estado.
En una comparecencia en la Galería Gótica del Palau, Puigdemont ha afirmado que la suspensión decretada por el TC «no representa ninguna sorpresa», pero sí «confirma una vez más que hay un determinado populismo constitucional que recorre el Estado» y que establece que «los catalanes no tenemos derecho a votar y, si votamos, no vale», ya que el Estatut «tuvo que ser corregido».
También ha criticado que este «populismo constitucional» decrete que los catalanes «no tengan derecho a reunirse ni a debatir» en el Parlament iniciativas relacionadas con el proceso soberanista, pero ha avanzado: «Votaremos, debatiremos y nos reuniremos».
El president ha subrayado así que mantendrá el proceso soberanista y la cumbre del 23 de diciembre porque es lo que el «pueblo de Catalunya ha encargado» a las instituciones y ha añadido que «esto no puedo haber ningún sistema democrático que lo pueda impedir».
Puigdemont ha confirmado que este viernes escenificará su «apoyo absoluto» y «sin fisuras» a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, citada a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), en «un juicio que no es a una persona, sino a una institución que representa la voluntad de Catalunya», ha añadido.
Fuentes del Govern han apuntado que Puigdemont acudirá a primera hora al Parlament para trasladar su apoyo a Forcadell, antes de que ella se desplace a declarar al Palacio de Justicia, que se encuentra a escasos metros de la Cámara catalana.
En las puertas del TSJC, Forcadell recibirá el apoyo de consellers, ediles, miembros de partidos soberanistas y representantes de entidades independentistas.