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Rusia, Irán y Al-Assad claman victoria tras la evacuación de Alepo

El Ejército sirio anunció la toma total de Alepo tras la evacuación de los últimos civiles y rebeldes que, aseguró, marca un «cambio estratégico» en la guerra. A la celebración de la victoria se sumaron Rusia e Irán, apoyos decisivos del régimen sirio que ven reforzado su papel, y cuyo acuerdo con Turquía –sostén de grupos rebeldes– se pone ahora a prueba, ya que Damasco anunció que continuará sus operaciones «hasta la liberación de todo el territorio sirio».

Con la salida de los últimos evacuados de Alepo, el Ejército sirio proclamó «el regreso de la seguridad a la localidad de Alepo tras liberarla del terrorismo y de los terroristas». El Ejército sirio consideró que esta victoria «marca un cambio estratégico y un punto crucial en la guerra contra el terrorismo», además de suponer un golpe al proyecto de los «terroristas» y sus aliados. Afirmó, además, que «será un fuerte incentivo» para continuar con sus operaciones en el conflicto sirio que, advirtió, seguirá hasta «la liberación del último palmo del territorio»,

El fin de la evacuación y la salida de los últimos insurgentes permite al régimen sirio proclamar la reconquista total de la segunda ciudad siria, que ha sido un símbolo para los grupos armados opositores y contar ya con el control de las principales urbes: Damasco, Alepo, Homs, Hama y Lataquia.

El presidente, Bashar al-Assad, afirmó que «la liberación de Alepo no es solo una victoria» para Siria, sino también para Irán y Rusia, sus apoyos claves en la guerra civil que comenzó en 2011. La toma de Alepo es el éxito más importante para Damasco en casi seis años de conflicto en el que han muerto más de 310.000 personas.

«En el plano político, es una gran pérdida. Para la revolución es un período de repliegue y un giro difícil», admitió Yasser al-Youssef, líder del grupo rebelde Nurredin al-Zinki.

Provistos de armas ligeras, a bordo de una veintena de vehículos más de 4.000 rebeldes dejaron Alepo a primeras horas de la mañana. Atravesaron el puesto de Ramusa, en el sur, y se dirigieron a la zona bajo control insurgente al oeste de la ciudad. A primera hora de la tarde diez autobuses más dejaron los últimos barrios donde los rebeldes habían sido arrinconados.

Vehículos retenidos

Sin embargo, los últimos vehículos no podrán salir de Ramusa para continuar su camino y serán retenidos en el área bajo control gubernamental hasta que varios autobuses procedentes de los pueblos asediados de mayoría chií de Fua y Kafraya alcancen un área segura.

Entretanto, en el oeste de Alepo, los disparos al aire y el ruido de las bocinas de coches inundaron las calles para celebrar la «reunificación» de la ciudad.

Las evacuaciones se llevan a cabo bajo la atención de 31 observadores internacionales de la ONU, desplazados al barrio de Ramusa para supervisar la fase final de la operación, en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del pasado 19 de diciembre. La resolución fue impulsada por EEUU, Gran Bretaña y el Estado francés, que esperaban evitar con ella «un nuevo Srebrenica», ciudad Bosnia escenario en 1995 de la mayor masacre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Pero para Amnesty International, «esta importante medida llega demasiado tarde».

La evacuación, que comenzó el pasado 15 de diciembre, ha sufrido varios retrasos por la desconfianza entre las partes, que habían pactado la salida simultánea de heridos de las ciudades de Fua y Kafraya, sitiadas por los insurgentes en la provincia de Idleb, así como por problemas logísticos e incluso por una tormenta de nieve.

Ayer dejó de nevar, pero numerosas personas tuvieron que esperar en medio de un frío glacial a ser evacuadas.

A la vez, continuaba la salida de personas de las localidades de Fua y Kafraya. En total, mil personas han salido de ellas, mientras varios cientos más esperaban partir, según Cruz Roja.

El Gobierno sirio lanzó su última ofensiva el pasado 15 de noviembre sobre los barrios rebeldes de Alepo que llevaban asediados desde julio y donde permanecían miles de habitantes. Con la operación avanzando rápidamente, Rusia e Irán alcanzaron un acuerdo con Turquía –que apoya a grupos insurgentes– para permitir la evacuación de civiles y combatientes. Según la Cruz Roja, hasta el miércoles, cerca de 34.000 personas habían sido evacuadas desde el pasado 15 de diciembre, cuando después de cuatro años de combates y sucesivas ofensivas los insurgentes se vieron cercados en cinco kilómetros cuadrados.

Decisivo apoyo ruso

El apoyo militar ruso e iraní ha sido determinante en el conflicto sirio para reconducir la situación en beneficio del régimen. Y Teherán y Moscú, a través del acercamiento a Ankara, han decidido orientar el conflicto y descartar a Estados Unidos y los países occidentales.

Está por ver el desarrollo de este acuerdo tripartito más allá de la evacuación de Alepo cuando los frentes en Idleb y otras zonas se reactiven, ya que Ankara es el apoyo de grupos rebeldes que combaten contra las tropas sirias y sus aliados iraníes y rusos. El ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, afirmó que los bombardeos de su aviación han permitido «liquidar» 35.000 combatientes en 17.800 operaciones desde setiembre de 2015, alcanzando «en 71.000 ocasiones las infraestructuras de los terroristas, liquidando 725 campos de entrenamiento, 405 fábricas y talleres de fabricación de explosivos y 1.500 equipamientos militares».

Irán gana peso

En cuanto a Irán, hizo también suya la victoria en Alepo, que «reforzará aún más el peso político de la República Islámica en la región», según el general Yaha Safavi, un relevante asesor en política exterior del guía supremo, Ali Jamenei. «El nuevo presidente americano deberá aceptar esta realidad de que Irán es la primera potencia de la región», afirmó la pasada semana.

Teherán refuerza su posición en Irak con el avance de las tropas iraquíes sobre el Estado Islámico; la elección en Líbano del exgeneral Michel Aoun, aliado de Hizbulah, como presidente; la resistencia en Yemen de los rebeldes hutíes (chiíes) a los bombardeos de la coalición que lidera Arabia Saudí y con el levantamiento de parte de las sanciones internacionales que le han devuelto miles de millones de dólares bloqueados en el extranjero y ha aumentado sus exportaciones petroleras.

Por su parte, con esta alianza Turquía parece dejar de lado la caída del régimen sirio, que era su objetivo principal, y se centra ahora en la intervención en el norte de Siria, donde actúa de forma directa y apoya a grupos rebeldes para expulsar al Estado Islámico, pero, sobre todo, para evitar que quien expulse a los yihadistas sean los kurdos y puedan consolidar un espacio autónomo.

 

El ataque contra el convoy de la ONU en setiembre fue aéreo

El ataque del pasado setiembre contra un convoy de ayuda humanitaria de la ONU fue perpetrado desde el aire, según el informe de la comisión de investigación creada por la organización que señala que solo el Ejército sirio, Rusia y la coalición liderada por EEUU tienen capacidad para llevar a cabo un ataque de este tipo y que es «muy poco probable» que la coalición estuviese involucrada. Las informaciones recibidas por los expertos apuntan al Ejército sirio como el responsable más probable, pero no pudieron alcanzar una conclusión definitiva. El ataque tuvo lugar el 19 de setiembre en Auram al-Kubra, en el oeste de la provincia de Alepo, y en él fallecieron diez personas. Por otro lado, la Asamblea General de la ONU aprobó la creación de un grupo de trabajo para preparar informes sobre crímenes de guerra, una primera etapa para llevar ante los tribunales a los responsables. Para el Gobierno sirio, es una «injerencia en los asuntos internos», opinión que compartieron Rusia, Irán, Venezuela, Cuba y Sudáfrica.GARA

 

El ISIS golpea en barrios liberados de Mosul

Además de presentar una dura resistencia al avance de las tropas iraquíes en Mosul, el Estado Islámico (ISIS) ataca los barrios del este de donde había sido expulsado, y donde la población y las fuerzas de seguridad se creían a salvo. Al menos 30 personas murieron y decenas resultaron heridas por la explosión de tres coches bomba conducidos por kamikazes en el barrio de Kukyeli, junto a grupos de las fuerzas de seguridad y de civiles. Las fuerzas iraquíes impusieron el toque de queda en la zona y comenzaron a inspeccionarla en busca de otros posibles coches bomba.

El ISIS reivindicó la autoría del ataque en un comunicado, en el cual asegura que llevó a cabo tres ataques suicidas contra el «Ejército renegado y sus milicias» en el este de Mosul, en referencia a las fuerzas que luchan en el bando del Gobierno. Según el ISIS, las explosiones causaron la muerte a 20 «apóstatas» y heridas a otros.

El barrio de Kukyeli es una de las primeras zonas residenciales del este de Mosul que fue arrebatada al Estado Islámico cuando las fuerzas iraquíes irrumpieron en la parte oriental de la ciudad a finales del mes de octubre. Desde entonces, las tropas gubernamentales han conquistado unos 40 barrios orientales, pero la parte occidental sigue en manos de los yihadistas.

A pesar de que se estima que no hay más de 5.000 milicianos en el interior de la ciudad, el avance de las tropas iraquíes está siendo lento y difícil, ya que los yihadistas han colocado gran cantidad de minas antipersona y artefactos explosivos en su retirada.

Por otro lado, la ONU denunció que al menos cuatro trabajadores humanitarios iraquíes y siete civiles murieron a causa de proyectiles de mortero, presumiblemente del ISIS, en las últimas 48 horas mientras trataban de distribuir ayuda entre la población afectada por los combates. «Los civiles que esperan asistencia humanitaria ya son especialmente vulnerables de por sí y necesitan ayuda. Deberían ser protegidas, no atacadas», indicó Lise Grande, la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para Irak, quien subrayó que «el asesinato de civiles y cooperantes viola todos los principios humanitarios».GARA