«No nos engañemos, no estamos aquí por haber desobedecido, estamos por otro motivo». El expresident Artur Mas no ha desaprovechado el turno de última palabra en el juicio del 9N que esta tarde ha quedado visto para sentencia. «No se confundan, en nuestro ánimo no estaba desobedecer, sino plantar cara a un Gobierno español que nos estaba impediendo participar de una manera democrática y sin efectos vinculantes», ha añadido Mas en una contundente intervención.
Nunca he eludido responsablidades, no lo haré ahora», ha seguido Mas, que se ha vuelto a declarar «máximo responsable político del 9N». «Las instrucciones y las directrices venían de la presidencia de la Generalitat», ha aclarado.
«Soy responsable de haber escuchado a la calle y a las urnas; soy responsable de haber cumplido mandatos del Parlament, soy responsable de haber ideado y pactado una pregunta, soy directamente responsable de haber ideado e impulsado el 9N; soy responsable de convocar unas elecciones que llamamos plebiscitarias, y soy responsable de haber llevado esta trayectoria hasta las últimas consecuencias, que fueron dar un paso a un lado y dejar la presidencia para darle una oportunidad a este proceso», ha señalado Mas echando mano de la épica.
El expresident ha concluido señalando que muchas de las virtudes del país se pudieron ver en la jornada del 9N. «¿Lo queremos convertir en un delito? Qué pena. No solo qué pena, sino qué gran error, qué inmenso error», ha añadido un Mas que ha recordado también que ningún fiscal ha salido nunca en su defensa cuando ha sido víctima de la guerra sucia por parte de aparatos del Estado. «Si se trata de reforzar la democracia, no entiendo que el 9N se pueda considerar un delito», ha finalizado.
Ortega
Por su parte, la exvicepresidenta Joana Ortega ha asegurado ser juzgada «por una acción política» y ha considerado que «dar la palabra a la gente no puede ser un acto criminal, es una obligación de todo gobierno». «¿Alguien piensa que una resolución judicial puede dar respuesta a lo que pide Catalunya?», ha preguntado Ortega, que ha concluido señalando que «la democracia solo crece a golpe de democracia, no a golpe de tribunales».
Rigau
Para acabar, la exconsejera de Educación Irene Rigau, que ha empezado y terminado su última palabra citando al poeta Antonio Machado, se ha mostrado «convencida» que no ha delinquido. Tras recordar sus 46 años de servicio público, ha añadido: «No me depuró el franquismo, ¿me inhabilitará ahora la democracia por un delito que no he cometido?».