Criticado por haber hecho campaña sin programa, el exministro de Economía del presidente François Hollande, al que ahora se califica con la etiqueta de «socioliberal», ha desvelado por fin sus cartas en una multitudinaria rueda de prensa en la que ha defendido el pragmatismo de sus propuestas y ha querido alejarse de quienes le ven como representante del poder financiero.
«Nací en una ciudad de provincias francesa (Amiens), fui funcionario más tiempo que el que fui banquero. Digo con mucho orgullo que soy el candidato de las clases medias y populares», ha destacado.
Sus seis compromisos, articulados en torno a la educación y la cultura, el trabajo, la modernización de la economía, el refuerzo de la seguridad, la renovación democrática y la defensa de los intereses del país a nivel internacional, conforman el eje de un proyecto del que ha prometido rendir cuentas cada año en caso de ganar.
Macron propone para los próximos cinco años un gran plan de inversión de 50.000 millones de euros en materia de revolución digital, modernización de los servicios públicos, renovación urbana o transición ecológica. Y, al mismo tiempo, un ahorro neto de 60.000 millones, para reducir el gasto público en tres puntos del PIB en el próximo quinquenio.
Críticas contra Fillon y Le Pen
Macron, que aceptó la alianza con el centrista François Bayrou y cuenta según los sondeos con grandes opciones de victoria, ha criticado a Fillon y Le Pen porque a su juicio han «decidido atacar deliberadamente el Estado de derecho» ante los procesos judiciales de los que son objeto, ya que no contemplan abandonar la carrera al Elíseo en caso de resultar imputados.
«La indecencia y los privilegios han durado demasiado. Queremos gobernantes responsables», ha subrayado Macron, que propone una gran ley de «moralización de la vida pública», en la que se incluya la prohibición de que los cargos públicos contraten a familiares.
Macron, de 39 años, ha prometido no tocar la edad de jubilación, reclutar a 10.000 policías y gendarmes adicionales, aplicar de forma estricta el laicismo, luchar contra los acuerdos fiscales entre Estados y multinacionales o una «tolerancia cero» contra los excesos de las fuerzas policiales.
Junto a esas propuestas, otras de corte social, como la prohibición de los móviles en los recintos escolares, la publicación de los nombres de las empresas que no respeten la paridad de género o la intención de que el 50% de la comida servida en colegios y comedores de empresa llegue a ser ecológica.