El secretario de Estado británico para el norte de Irlanda, James Brokenshire, ha presentado en el Parlamento de Londres las alternativas que bajara para acabar con la parálisis política, después de que se agotara el plazo para lograr un pacto de gobernabilidad sin que hubiera acuerdo entre las fuerzas norirlandesas.
El ministro ha reiterado durante su intervención que los partidos, con el Partido Democrático Unionista (DUP) y Sinn Féin a la cabeza, disponen «de unas pocas semanas» para resolver sus diferencias.
Según la legislación vigente, deberán convocarse otros comicios si no hay acuerdo en un plazo razonable, aunque también podría suspender la autonomía y gobernar directamente desde Londres, la opción que nadie desea, según ha recordado Brokenshire.
«Ante la ausencia de un Gobierno autónomo, la responsabilidad de Reino Unido es ofrecer estabilidad política y buen gobierno (...) No queremos un Gobierno directo (...) Pero si fracasan las negociaciones consideraremos todas las opciones», ha indicado Brokenshire.
La suspensión de la autonomía es una cuestión espinosa y la última vez que se recurrió a esta vía costó cinco años revertirla.
Para el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, la vuelta al control directo sería «un enorme acto de mala fe» por parte de Londres. El partido republicano ha insistido en su veto a la líder del DUP, Arlene Foster, como ministra principal, hasta que se aclare un polémico programa energético.