Alberto PRADILLA
CARACAS

EEUU sube la presión contra Venezuela y la oposición dice que se atrincherará

Un día después de la votación a la Constituyente, EEUU cumple sus amenazas y anuncia sanciones contra Maduro. La oposición, que juega la baza del aislamiento internacional del Gobierno, no reconoce a la nueva asamblea y prevé atrincherarse en el Parlamento.

No tardó ni 24 horas en cumplir con la amenaza. EEUU anunció ayer sanciones directas contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro. En concreto, bloqueará los activos del mandatario que puedan estar bajo jurisdicción norteamericana y prohibirá a los estadounidenses firmar acuerdos con el gobernante. 

La semana pasada, el Ejecutivo de Trump ya implementó castigos contra 13 funcionarios y exfuncionarios del Gobierno bolivariano. El domingo, el  portavoz del departamento de Estado, Heather Nauert, advirtió a través de un comunicado de que los mecanismos de presión seguirán implementándose y de que podrían afectar a los 545 asambleístas elegidos entre este domingo y el día 10, cuando se vota por los representantes de los pueblos indígenas.

Por el momento, Maduro no ha respondido a la medida anunciada por el departamento del Tesoro de EEUU. Sin embargo, la víspera, arropado por los suyos en la plaza Bolívar, aseguró no sentirse preocupado. «¡A nosotros qué carajo nos importan lo que diga Trump! Aquí nos importa lo que digan los venezolanos», proclamó.

Después de que el Consejo Nacional Electoral venezolano anunciase que más de ocho millones de personas votaron en los comicios, el gobernante se siente legitimado para mantener el rumbo del país.

La presión internacional es uno de los recursos que le queda a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para tratar de frenar el proceso constituyente. Sus llamamientos a tomar las calles están de capa caída y cuando la nueva asamblea comience a funcionar se habrán quedado fuera del juego político a nivel nacional, ya que declinaron presentar candidatos.

Celebración o limpieza

Si la imagen del domingo era la de encapuchados y una explosión en Altamira frente a las colas de votantes en el oeste de Caracas, la de ayer se resumía en dos escenarios. Por un lado, la plaza Diego Ibarra, en el centro: cientos de personas se congregaron para celebrar los resultados de la elección a la Asamblea Nacional Constituyente.

Por otro, los feudos opositores como Chacao, donde las brigadas de limpieza comenzaban a adecentar las calles después de días de barricadas. Y eso que Henrique Capriles, excandidato presidencial de la MUD y todavía líder, había convocado más trancazos.

El debate está ahora en la participación. Mientras que los bolivarianos celebran los más de 8 millones de sufragios, la oposición niega los números. Asegura que, según sus fuentes, habrían votado 3 millones de personas. En estos mismo términos habló la fiscal general, Luisa Ortega, antigua aliada del chavismo y actualmente detractora del Ejecutivo de Maduro, quien calificó los resultados de «burla».

En Altamira, sobre las 14.30 horas (20.30 en Euskal Herria), apenas un pequeño grupo de adolescentes montaba ayer barricadas. Pero era más folklore que otra cosa.

Alfredo Jimeno, concejal en Chacao y responsable de Volutad Popular en el Estado Miranda, el mismo que gobierna Henrique Capriles, admitía que los ánimos en la oposición están «flojos».

A pesar de ello, Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional elegida en 2015 y declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia, aseguró que los diputados seguirán en sus puestos, lo que implica abrir la batalla al campo institucional. «El Parlamento fue electo por 14 millones de habitantes, es un Parlamento que va a seguir sesionando, es un Parlamento que encarnamos todos los que estamos acá. No vamos a hacer otra cosa que seguir adelante», proclamó.

Desde setiembre, cuando el TSJ declaró en desacato al órgano legislativo, la minoría chavista se retiró, dejando solos a los diputados opositores. Ahora, tras la elección de la Constituyente, se produce un choque de legitimidades. Por una parte, el Gobierno reivindica que, como en todo proceso de redacción de una nueva Carta Magna, la asamblea deja de tener validez. Los opositores, que rechazan la validez de los votos del domingo, insisten en que el Parlamento legítimo es el de 2015. En realidad, nadie ha aclarado qué papel jugaría el antiguo parlamento tras la aprobación de la ANC, si es que tiene alguno. El domingo, durante la celebración, Maduro avisó de que podría retirar la inmunidad a sus integrantes. En realidad, si deja de funcionar, esta medida se adoptaría inmediatamente.

¿Qué pasará el jueves?

La confrontación en torno a quién se sienta en los escaños tendrá lugar el jueves, cuando se ha anunciado que los nuevos cargos electos acudirán a jurar su cargo a la sede de la asamblea. Los opositores solo avanzan que seguirán en su puesto, pero sin dar detalles. La pregunta es si tratarán de aferrarse físicamente al escaño o realizarán algún tipo de plante simbólico.

Cabe recordar que la MUD ha presentado un Gobierno alternativo y está nombrando cargos como magistrados del Tribunal Superior de Justicia. Es decir, busca crear una estructura paralela dentro de una estrategia que se complementa con el no reconocimiento internacional a las elecciones del domingo.

El jueves puede ser una jornada de confrontación. A las palabras de Borges se suma la convocatoria lanzada el domingo por Capriles, que llamó a marchar en Caracas el día en el que se constituya la asamblea. El riesgo está en que chavistas y opositores se encuentren cara a cara en las inmediaciones de la asamblea.

La salida al bloqueo y la marginación política de la oposición puede venir de unas nuevas elecciones. El Gobierno abrirá el próximo sábado el plazo para inscribirse en los comicios regionales que tendrán lugar el 10 de diciembre. Desde el Ejecutivo se reclama a sus rivales que participen. Sin embargo, existe un fuerte debate interno en la MUD, ya que hay voces que descartan todo diálogo y, al menos retóricamente, abogan únicamente por la salida de Maduro. Otros, por el contrario, sí estarían dispuestos a concurrir. Aunque los equilibrios internos son delicados.