Nerea GOTI

Cavar para hallar la mochila de un gudari y su documentación

Otro grupo de jóvenes de procedencia internacional empezó a trabajar ayer en las trincheras. Posiblemente no sepan que en Lemoatx se libró la última victoria del ejército vasco, pero no se le puede negar emoción a cavar cuando se hallan efectos personales e históricos enterrados durante 80 años.

La de Lemoatx fue la última victoria del ejército vasco. Se sabe por las crónicas de la época y testimonios de gudaris que allí se libraron fuertes combates para defender un punto estratégico y detener el avance de las tropas fascistas hacia el cinturón de hierro. La cercana carretera era además corredor humanitario para los habitantes de Arratia. Huellas de aquellos hechos, enterradas durante décadas pero no olvidadas, siguen apareciendo hoy. Alrededor de 300 personas perdieron la vida allí, «la mayoría jóvenes que defendían la democracia y la libertad». Muchos de sus objetos personales afloran a golpes de azada, en una suerte de emociones por el continuo hallazgo de restos que hablan de historia, y de personas.

Ochenta años después de los hechos, el Ayuntamiento de Lemoa se ha propuesto recuperar la memoria histórica y reconstruir las trincheras en las que centenares de personas dieron su vida en la defensa del Gobierno de José Antonio Agirre y la República. Dentro de ese proyecto que la Alcaldía, con Saioa Elejabarrieta al frente, echó a andar hace seis años, son ya cinco los veranos en los que en colaboración con el Departamento de Juventud del Gobierno de Lakua y Aranzadi se organizan campos de trabajo con la participación de jóvenes de todo el mundo. Un grupo acaba de abandonar las trincheras, ayer empezó a trabajar el segundo y los expertos ya anunciaban el hallazgo de una mochila con documentación.

Balas alemanas que dicen más

Pocos campos de trabajo deparan la impresión de encontrar proyectiles pero también enseres personales que llevan enterrados ochenta años. Los expertos que dirigen y supervisan su trabajo tampoco ocultan su entusiasmo. Mikel Diego, historiador que trabaja con el Ayuntamiento, el conocido arqueólogo de Aranzadi Juantxo Agirre Mauleon y, Julian Blanco, otro de los arqueólogos de la Sociedad de Ciencias, siguen in situ la recuperación de las trincheras y los hallazgos. Se trata, sobre todo, de casquillos y balas, pero también peines, un cepillo de dientes, un lápiz, tinteros, una hebilla de cinturón de un gudari y una txapela, en la que han observado que se conservan cabellos, lo que podría facilitar la identificación.

El último hallazgo es «lo que parece una mochila con documentación y fotografía», pero los restos dicen mucho más. Tal y como explicaron, la aparición de casquillos de fabricación alemana en los años 30 muestran «la participación clandestina de Estados en la guerra de 1936 incumpliendo el tratado».