PAO 2
ATHLETIC 3
Odisseas Vlachodimos, pronunciado no sin cierta cierta coña ‘Lajodimos’, no es sino el apellido del portero de origen alemán que servía en bandeja el titular periodístico fácil visto lo que el Athletic estaba haciendo en la cálida noche sobre el Apostolos Nikolaidis. Un despropósito de equipo con todos los vicios del de la temporada pasada lejos de San Mamés. Con dos tantos de desventaja avanzada la segunda mitad y tras una primera parte para desterrar de la videoteca, un instante, un chispazo, un detalle, un milimétrico centro de Muniain desde la banda espoleó a unos leones dormidos gracias a la aparición de un hasta entonces desaparecido Aduriz. Su inapelable cabezazo en el segundo palo no solo mantuvo viva la llama de la eliminatoria para la vuelta, sino que catapultó a un Athletic que se vino arriba y en apenas seis minutos volteó no solo el marcador sino que encamina el pase a la fase de grupos.
La bulliciosa afición del ‘trébol’ se frotaba los ojos, ni el más optimista de los athleticzales lo hubiera firmado vista la pobrísima imagen y el yermo juego que su equipo había desplegado –lo de desplegar es un decir– hasta ese minuto 67 en el que, lo dicho, un Muniain inédito que tras el descanso decidió echarse el ataque de los suyos a la espalda, se dejó hasta el último aliento para levantar esa pelota que Aduriz rubricó. Apenas tres minutos después, un centro desde la misma banda de Balenziaga lo conectó De Marcos, al segundo poste, talón de Aquiles heleno, y, casi sin digerir unos y otros el vuelco al luminoso, un error en la zaga griega, Aduriz lo aprovecha para que el recién entrado Williams saque petróleo con un penalti que el donostiarra se encargó de ejecutar hasta con suspense. Ver para creer.
Un resultado inmejorable para sortear este nuevo puente, que diría Kuko Ziganda, el cual a pesar de la victoria tiene que estar preocupado por la mala puesta escena que tuvieron sus hombres. Fue el Athletic de la temporada pasada en esos encuentros lejos de casa donde se espera otra cara, otro brío, otra propuesta, y en cambio, deambula a merced de un rival que sin ser más, pone más.
El técnico navarro apostó por Lekue en banda en lugar de Williams o Susaeta, y empezó bien el chaval, pero se fue diluyendo al mismo tiempo que sus compañeros. Nulos en 45 minutos, un amor no correspondido con la pelota a pesar de la presencia de los ‘peloteros’ Beñat y Vesga. Y en un encuentro nada vistoso, se adelantó el PAO en una jugada donde la defensa erró. A vestuarios, y a vuelta, Muniain se fue al centro y pidió esa pelota con la que nadie sabía que hacer, lo intentó, condujo, se perdió en batallas, el Athletic apretó y gracias a ese gen suyo de no perder la cara ni en mitad de la noche, vino esa remontada que pudo acabar en empate si Iago no salva el gol en el descuento. Victoria casi decisiva pero, ojo, que el árbol no nos impida ver el bosque. Mucho que mejorar.
Una imagen pobre a una altura de curso en la que lo que vale es ganar
Las palabras previas del partido de Kuko Ziganda no coincideron luego con la realidad. El Athletic ni dominó, ni contrarrestó al rival. Fue un Athletic que más allá del marcador dejó muchas interrogantes. Pero tantos como las dudas que suscita esta Europa League y sobre todo a estas alturas de la película. El Zenit perdió 1-0, el Fenerbahçe cayó 2-0 ante un equipo macedonio, el Marsella empató 1-1 en Eslovenia, en Ajax salió derrota 0-1 ante el Rosenborg noruego... tan solo el Milan ganó de manera holgada 6-0. El resto de marcadores casi todos siguen abiertos para la vuelta. El objetivo ahora es pasar. Luego, el do de pecho será obligado dar en la fase de grupos.J.V.