La asociación Parte Zaharrean Bizi ha pedido al Ayuntamiento de Donostia que ordene una moratoria en la autorización de nuevos pisos turísticos en toda la ciudad mientras la nueva ordenanza no esté aprobada de forma definitiva, algo que se prevé ocurra en enero de 2018. También solicitan que el aumento de la dotación de inspectores para detectar posibles fraudes se haga de forma inmediata, sin esperar a su entrada en vigor. Así lo han recogido en la valoración que han elaborado tras analizar la propuesta del Gobierno Local.

La zonificación de la ciudad les genera temores. Si bien aplauden que la Parte Vieja y el Muelle se haya declarado zona saturada, les preocupa que los números pares de la calle San Juan y el ensanche oriental no queden protegidos bajo este paraguas, pese a concentrar un altísimo número de pisos turísticos: 16 en General Jauregi, 14 en el Paseo Salamanca, además de un hotel; 13 en Euskal Herria y 12 en General Etxague, según el recuento de la propia asociación.

Echan en falta que no se haya explicado cuál ha sido el método utilizado para dividir las zonas; piden una variable medible «para determinar si un barrio está saturado o no». A este respecto, demandan que se establezca un ratio «límite» de 6’37 plazas de alojamiento turístico ofrecidas por cada 100 residentes».

La primera planta, intocable

La coloquialmente llamada «norma de la primera planta», el artículo del Plan General por el que actualmente, en teoría, no se puede habilitar un piso turístico más allá de este piso, es uno de los aspectos más puntiagudos. Más desde que la ordenanza abre la puerta a que se abran en pisos superiores siempre y que se den ciertas condiciones –salvo en zona saturada–.

En opinión de Parte Zaharrean Bizi, de darse estos supuestos, en el ensanche oriental se legalizarían 35 pisos que hoy son ilegales. En total, añaden, podrían regularse hasta 79 pisos en esta zona que con la norma actual no sería posible .

Además de pedir que no se toque la primera planta, propone adoptar criterios como el del Ayuntamiento de Bilbo: un piso turístico por portal y solo en la primera planta.

Hay otro apartados que, según destaca la asociación, habría que «perfeccionar»: el acuerdo de una comunidad como requisito para poder habilitar un piso y la presencia de una persona encargada de la vivienda para reconducir las posibles molestias o problemas.

En cuanto a las propias licencias municipales para operar, que estas no se concedan de forma indefinida ni se puedan traspasar, que se pueda perder por un determinado número de denuncias comprobadas y que no se permita la publicidad en webs de alquileres vacacionales de aquellos establecimientos sin legalizar, entre otros.

Hay medidas que saludan: la implantación de una tasa al propietario del piso, la creación de un censo público de estas viviendas, fijar un máximo de huéspedes por piso y si se alquila alguna habitación en la vivienda habitual estar empadronado en ella.