Es un referéndum. Perdonen la obviedad, pero conviene recordarlo. La gran amenaza que ha llevado al Estado a saltarse todas las líneas rojas es una urna. Ni más ni menos, una urna. Podemos perdernos en todos los debates jurídicos que queramos, pero el fondo sigue siendo el mismo: unos quieren poner las urnas para que puedan votar y decidir tanto los del ‘Sí’ como los del ‘No’. Otros están dispuestos a lo que sea para evitar el referéndum.

Sigue estando convocado. Lo ha pedido la CUP a las 11.30, lo ha confirmado el president, Carles Puigdemont, a las 13.00 y lo han celebrado las entidades soberanistas a las 14.00. «El día 1 saldremos de casa, llevaremos una papeleta y la utilizaremos», han sido las palabras del president. Pese al triunfalismo español, todavía hay partida. Aunque ya no sea de ajedrez.

La represión aumentará. Lo de hoy solo es el inicio. El 1-O sigue convocado, por lo que la represión aumentará. Una vez superados hoy (los pocos) reparos y (las menos) vergüenzas, no parece muy realista pensar que el Estado no vaya a ser capaz de subir más escalones y detener a quien haga falta para detener el referéndum. A quien haga falta. Harán todo lo que consideren oportuno.

Respuesta ejemplar. La respuesta ciudadana, tanto ante el departamento de Economía como ante la sede de la CUP –como en otros lugares– ha vuelto a ser ejemplar. El relato catalán es imbatible y cuanto más crece la represión, más sectores se sienten interpelados por él. No son más que unos botones de muestra, pero desde los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) hasta el Fútbol Club Barcelona o el festival de música Primavera Sound se han pronunciado hoy en contra del golpe de(l) Estado y en defensa de las instituciones parlamentarias. La movilización será una de las principales claves en los próximos días.

Una urna el 1-O. Será complicado, muchísimo, pero una urna en pie el próximo 1 de octubre será la derrota del Estado. Hoy se ha visto que le aterra bastante más la foto de un catalán votando el 1-O que la de un Guardia Civil deteniendo a altos cargos del Govern. Quedan once días para el referéndum, todo un mundo en estas circunstancias. Cuanto más aguante la vigencia del plebiscito, más adhesiones sumará ante las previsibles barbaridades del Estado. Toca seguir, seguir y seguir. Bienvenidos a días apasionantes. Como decía hoy un periodista barcelonés, más que mambo, esto suena ya a Rock&Roll.