Iñaki IRIONDO

Idigoras vuelve al Congreso: «Sacad vuestras sucias manos de nuestro país»»

En los momentos históricos siempre vuelven los grandes. Gabriel Rufián tenía 13 años cuando en 1995 Jon Idigoras hizo un memorable discurso en el Congreso de los Diputados, que todavía sigue corriendo por las redes sociales. Seguro que ayer estaba en su mente: «Saquen sus sucias manos de nuestro país».

No era mañana para bromas en el Congreso de los Diputados. No lo era, seguro, en los escaños de los soberanistas catalanes. Y por la gravedad de los hechos, no debiera serlo tampoco en ningún otro. Tocaba sesión de control al Gobierno y la segunda pregunta correspondía ya a ERC. Gabriel Rufián tomó la palabra y preguntó a Mariano Rajoy si creía que estaba dando una respuesta democrática a la voluntad de Catalunya. Y el inquilino de la Moncloa le respondió que «el Gobierno está cumpliendo con su obligación. Y lo seguirá haciendo. Está actuando con proporcionalidad». «Lo que han hecho ustedes es muy grave y antidemocrático», le espetó al portavoz catalán.

Rufián tomó la palabra y le dijo a Rajoy que tenía preparada una intervención irónica. Pero que «todo ha cambiado esta mañana. Hemos amanecido con la Guardia Civil frente a las casas de nuestros amigos. Usted y sus lacayos, en este mismo momento, están deteniendo a cargos electos catalanes, simplemente por sus ideas».

En una intervención que luego tuvo eco durante todo el día en todos los medios, se digirió a Rajoy y le dijo: «Le pido y le exijo que saque sus sucias manos de las instituciones catalanas».

Y en ese momento, para muchos vascos, Jon Idigoras volvió al Congreso de los Diputados. Porque fue él quien en marzo de 1995, con una propuesta contra la corrupción, el GAL y la represión del PSOE, se plantó ante Felipe González y le hizo la misma reclamación: «Debéis renunciar a oprimir, reprimir y exprimir a nuestro pueblo. Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria». Jon dejó la tribuna con un «Gora Euskal Herria askatuta!». Los diputados catalanes se marcharon ayer para volver a su país a «apoyar a nuestros amigos» que estaban siendo detenidos.