Estudios médicos anteriores sobre el preso enfermo de Sida Ibon Iparragirre ya habían recalcado que mirando los resultados de las analíticas es evidente el riesgo de fallecimiento. Lo sabe ahora también el juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, porque el informe médico-forense trasladado el miércoles de la pasada semana da a entender que es extraño incluso que siga vivo. Según ha podido constatar GARA, en el texto se notifica al juez José Luis Castro que el paciente «rompe criterios estadísticos y clínicos de esperanza de vida».
Los parámetros más significativos se incluyen en otro informe emitido nueve días antes, el 9 de octubre, y se dieron a conocer este fin de semana pasado. El número de defensas CD4 de Iparragirre ha caído hasta 20, cuando en una persona sana supera las 723 y cuando el propio preso tenía 450 en marzo de 2014, momento en que fue devuelto a prisión tras poder pasar un periodo en casa.
Este segundo informe consecutivo del 11 de octubre recuerda que Ibon Iparragirre está diagnosticado de VIH desde que tenía 17 años; ahora ha cumplido 43 y entra por tanto en una fase especialmente complicada. Se cita igualmente que ha superado varias infecciones, alguna de las cuales requirió hospitalización; la última y más alarmante, en mayo en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
«Fase final»
La analítica constata, añade el Instituto de Medicina Legal que firma el informe, «un deterioro inmunológico grave». No hay duda de que el paciente «se encuentra en la fase final de la infección VIH», continúa. Y tras remarcar que su situación rompe los criterios clínicos sobre esperanza de vida, el informe concluye diciendo que «estos peritos no pueden dictaminar con certeza un pronóstico vital a corto, medio o largo plazo».
Hecho este diagnóstico, y a pesar de la urgencia de la cuestión, se propone al Juzgado que consulte al Colegio de Médicos de Madrid, a peritos expertos en enfermedades infecciosas o bien al servicio médico de la cárcel de Alcalá-Meco, donde se encuentra Iparragirre. Y esto último es precisamente lo que ha hecho el juez Castro.
La pelota, a Alcalá-Meco
En un escrito firmado el viernes 13 (primer día laborable posterior a la recepción del segundo informe), el magistrado central de Vigilancia Penitenciaria se dirige a los responsables de Alcalá-Meco para que «sin perjuicio del trámite que se sigue en este juzgado» le indiquen si se dan las «condiciones médicas y legales» para proceder a la clasificación de Iparragirre en tercer grado. Ello supone un requisito imprescindible para poder aplicar el artículo 100.4 del reglamento penitenciario, es decir, concederle la prisión atenuada para que pueda tratarse de su enfermedad en su casa.
Así las cosas, hay diversas iniciativas institucionales en marcha y también se están activando nuevas movilizaciones, comenzando por las que hoy tarde convoca Kalera Kalera ante más de una decena de sedes judiciales en Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y Nafarroa. Serán a partir de las 19.00.