Kepa Arrizabalaga quiere acabar siendo titular en la portería del Athletic esta temporada, acudir después al Mundial de Rusia y si parece lo que parece, fichar por el Madrid para la próxima. Otra cosa es que todo eso suceda. Pero tiene toda la pinta que es la hoja de ruta que ha trazado la agencia que representa al jugador y por ende a la que se agarra el guardameta. Y solo se torcerá si él mismo decide que no, que su sitio, al menos a medio plazo, es el Athletic. Un horizonte que no sabemos si el propio Kepa tenía en mente antes del verano pasado, cuando en puertas de la Eurocopa sub-21 y la renovacion ya coleando en exceso para lo que por aquí se estila, respondió aquello de «seguro que sí» al ser cuestionado si firmaría. Fue en junio. Hoy, con una Junta Directiva que enfrentó esta negociación como otra cualquiera y se ha dado de bruces contra una nueva e inexplorada realidad, el acuerdo entre ambas partes podrá estar más cercano, más lejano, o en espera, pero se puede deducir de este proceso que el portero tiene unas expectativas que van más allá de lo que le pueda ‘llenar’ el Athletic.
Durante estos meses, club y futbolista habrán cubierto fases negociadoras más o menos tirantes, donde la sarten habrá ido cambiando de mango, habrán regateado sobre emolumentos, cláusula de rescisión, pero cuando sobre la mesa se pone como condición que el contrato en cuestión entre en vigor el 1 de julio de 2018, la otra parte le ve las orejas al lobo. Y si el lobo se deja ver del todo, como ha sucedido ahora, blanco y en botella. Porque el Athletic es consciente de que puede llegar al verano y quedarse sin portero a cambio, en el mejor de los casos, de 20-30 millones de cláusula que a la entidad rojiblanca no le urgen. Le sobran, que para eso es de Bilbao. De ahí que discutir la misma no sea baladí.
Marcará un antes y un después
Este proceso negociador seguro que dejará pelos en la gatera, pero termine como termine lo que habrá enviado serán algunos mensajes subliminales, al entorno rojiblanco pero sobre todo a jugadores, los actuales, y quienes vengan por detrás. Marcará el rectángulo de juego dentro del cual moverse ante futuros supuestos como este. El caso de Kepa, por lo simbólico de quién es, su trayectoria, valores y hasta posición en el campo, nada tiene que ver con los de aquellos que se fueron no hace tanto, ni siquiera con un Laporte que estuvo a nada de irse al City hace dos veranos y este hubiera salido de haber habido una oferta para jugar en un equipo Champions y poder pelear por estar en Rusia. El caso de Kepa definirá lo que suceda en un futuro con jugadores que vienen empujando por detrás con un cargado simbolismo, como el hoy emblemático Yeray, o el mismo Williams. Y tras ellos otros. El caso de Kepa establecerá las reglas de juego al menos de esta Junta Directiva y su presidente a la cabeza, afianzando o tambaleando sus propios y sabidos principios que Josu Urrutia no se cansa de explicar. Ese con quien, ojo, Aduriz dijo esta semana «estoy muy en sintonía con cómo ve él el Athletic». ¿Fue una frase al azar?
Podemos estar debatiendo sobre la cabezonería del presidente, sobre su cuota de responsabilidad en la dilatada negociación, sobre sus principios, sobre si debe pagar o no lo que pida el jugador, sobre la cláusula, sobre si además de ejercer el oficio más antiguo del mundo debe poner también la cama, pero lo que a todas luces parece claro es que si Kepa no tuviera otras expectativas –y es libre de tenerlas e ir a por ellas– habría firmado ya. No es el primero ni será el último. Sí el que explore un terreno ignoto hasta ahora que ponga sobre aviso a unos y otros.
Kepa quiere seguir siendo titular en el Athletic hasta mayo, estar en Rusia y él sabrá si fichar por el Madrid. Pero como decía el gran Bambino Viera, «yo tenía pasión por la pelota y por las mujeres, y todo no se puede tener… ¡O la luna o el sol!».
El domingo, con bigote solidario a San Mamés
El Athletic ha mostrado su apoyo a la iniciativa de la peña Euskal Lions que se suma a la campaña internacional Movember, que quiere concienciar sobre el cáncer de próstata y testículos. Se trata de llevar durante este mes bigote y de ahí que antes del partido ante el Villarreal, a partir de las 18.00, enfrente de San Mamés, delante del Bar Campeón, unos barberos afeitarán a quien se acerque, o pintarán un mostacho solidario. Por cada uno, Euskal Lions aportará 5 euros a la campaña, pudiendo hacerse también donativos.J.V.