Colau, la no-candidata que también se juega mucho el 21D
La alcaldesa de Barcelona no se presenta a las urnas, pero se la juega en ellas. Un batacazo de Catalunya en Comú Podem le haría mella. Y sus bases acaban de romper el acuerdo municipal con el PSC por culpa del 155. Ayer en Poblenou las dudas vencían a las certezas..
Catalunya en Comú Podem tiene como cabeza de lista a Xavier Domènech, pero estas elecciones son claves también para la máxima referencia de los Comuns, Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona llegó subida en una ola e intenta ahora seguir cabalgando las aguas removidas de la política catalana sin caerse ni hundirse, pero de momento el 155 ha traído la ruptura del Gobierno municipal con el PSC, por decisión de las bases a la que ella abrió la puerta. Así que Colau no puede permitirse ver los toros desde la barrera. Ayer bajó a la calle para echar una mano a su formación y a ella misma. Era en Poblenou, un barrio popular de Barcelona, y con un formato semiasambleario. Terreno amigo en teoría.
Era una buena ocasión para pulsar la situación de los Comuns en general y de Colau en particular. La conclusión es que si para todos sectores este 21D es una encrucijada llena de incertidumbres, a la alcaldesa el riesgo de zozobra se le multiplica. «Ha sido un año muy difícil y el país está triste, que es lo que peor que le puede pasar a un país», admite de entrada.
La polarización marcadísima entre independentismo y unionismo deja a Catalunya en Comú Podem en un centro poco atractivo y con el único consuelo de que la llave de la gobernabilidad puede quedar en sus manos. ¿Consuelo? ¿O problema gordo tras el 21D? La ruptura con el PSC o la implicación final de Colau en el referéndum puede llevar a entender que se ha decantado por un bando, pero la alcaldesa, ante las dudas de algún asistente al acto, remarca que se debe solo a la «excepcionalidad» de los porrazos, los encarcelamientos, el asalto a la autonomía... Se confiesa sobre los de Pedro Sánchez y Miquel Iceta: «Sánchez era el de ‘no es no’ y las bases le habían votado para eso, pero luego no solo no quiso una moción de censura contra Rajoy, sigo que después desapareció, y cuando reapareció fue para dar apoyo al PP en Catalunya. Yo me quedé flipada. Y ver a Iceta haciéndose selfies con Albiol atenta contra el sentido común. Además, con ello han alimentado la vía unilateral», se queja.
En esta «conversación» pública, con formato novedoso pero que por la asistencia no deja de ser un acto para los ya convencidos, se le pregunta a la alcaldesa-compañera si no va a tener problemas de gobernabilidad. Ada Colau reconoce que su grupo solamente tiene hoy once votos sobre 41 en el Consistorio, pero minimiza primero la gravedad porque al fin y al cabo el PSC no daba mayoría y había que ir buscándose otros apoyos. Pero luego, cuando la interlocutora insiste, abre la puerta al reencuentro de modo bastante claro: «Aspiramos a reconstruir las condiciones para tener mayoría, sí. Y eso es que el PSC vuelva al catalanismo progresista», precisa. Llama un tanto la atención que no se cite que ERC y PDeCat prometieron no dejar caer a Colau si rompía con el PSC, como ha terminado ocurriendo. Una vez más en esta campaña, todo se muestra inevitablemente congelado hasta que pase el 21D y se sepan los números. Desde ese día, a la militante anti-desahucios que llegó a la Alcaldía arrasando en 2015 le quedará aún casi año y medio de legislatura.
En televisión y a pie de calle
El 25 de noviembre (el Día Internacional contra la Violencia Machista) y el pasado viernes (en un programa de telebasura), Ada Colau ha hecho dos revelaciones personales con gran eco: dos episodios de intentos de ataque sexual sufridos años antes, por un lado, y que ha tenido relaciones sentimentales con una mujer además de con hombres. Aunque no hay prueba de ello ni tampoco lo parece, hay quien ve en esas dos declaraciones un objetivo electoralista dadas las fechas en que se han producido. Lo que queda claro en Poblenou es que a su gente le han impactado: la primera pregunta comienza con un reconocimiento a la entrevista del pasado viernes noche. «Fue un gran programa y ojalá con ello las personas que nos refugiamos en el cuore volvamos a la política», le dice un vecino. Acto seguido reprocha sin pelos en la lengua las carencias del Ayuntamiento en atención a personas discapacitadas. Colau lo encaja con deportividad e intenta ponerlo en valor: «Sigue peleando, vas a encontrar nuestra complicidad».
El resto de preguntas confirman que las complacencias y euforias de 2015 ya no existen. Una «colombiana de nacimiento, española de documentación y catalana de corazón» le explica que a ella no le gusta la independencia pero tampoco el Gobierno español, y que siente que hay «muchísima gente que quiere incluso votar en blanco, porque no se reconoce en nadie».
A Colau tampoco acaba de entendérsele todo. Subraya la situación de excepcionalidad democrática, pero insiste a la vez en que «el gobierno que salga del 21D tiene que gobernar, cuanto antes y sin excusas». Y como si fuera una metáfora de la confusión general, a la sala en que se celebra este acto entran algunas personas que se quedan estupefactas al ver a Colau, porque en realidad buscan el mitin de Junts per Catalunya en un habitáculo anexo. A la alcaldesa le faltan certezas, pero –eso sí– le sobra cintura una vez más: «Es en la otra sala, pero pasen ustedes por aquí, pasen, no se corten», bromea.