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Merkel intenta revivir la Gran Coalición con Schulz

Más de tres meses después de las elecciones parlamentarias en Alemania, conservadores y socialdemócratas comenzaron ayer la primera y maratoniana ronda de conversaciones de cara a reeditar o no la Gran Coalición, segundo intento para Angela Merkel, que no parece fácil, de dar salida al bloqueo político en el país con la formación del nuevo Gobierno. Si la negociación fracasa, Merkel deberá gobernar en minoría o convocar nuevas elecciones.

La canciller alemana, Angela Merkel, se declaró ayer «optimista» sobre la posibilidad de poder formar un Gobierno en Alemania y sacar al país del bloqueo político actual, aunque «consciente del enorme trabajo que nos espera», al inicio de cinco días de negociaciones con los socialdemócratas. Su contraparte, el líder del SPD, Martin Schulz, dijo abordar esta negociación desde una actitud «constructiva» y sin marcar «líneas rojas».

Las elecciones legislativas de setiembre, marcadas por un auge de la extrema derecha y un retroceso de los grandes partidos, no arrojaron una mayoría clara en el Bundestag. En un primer momento, la democristiana CDU y su aliada socialcristiana bávara CSU trataron de formar Gobierno con liberales y ecologistas, pero no hubo acuerdo.

Sólo le queda la opción de aliarse con el partido socialdemócrata SPD, con el que ya gobernó en la anterior legislatura (2013-2017), y reeditar la Gran Coalición. «Creo que podemos conseguirlo», dijo ayer, y señaló que quiere «un gobierno estable» frente a los desafíos internacionales y europeos.

«Debemos ponernos de acuerdo», declaró también Horst Seehofer, presidente de la CSU.

Refugiados y Europa

Con todo, las consultas se auguran difíciles, especialmente por las divergencias entre el CSU, más a la derecha que la CDU de Merkel, y el SPD respecto a la política migratoria o a Europa.

La CSU tiene elecciones en su bastión regional en otoño y se arriesga a perder su mayoría frente al avance de la ultraderechista AfD. Sus dirigentes han pedido reiteradamente que se endurezca la política de acogida de solicitantes de asilo.

En cambio, el SPD desea que se flexibilice la política para los refugiados, en particular sobre el reagrupamiento familiar.

Europa constituye otra fuente de discordia, pues el líder del SPD, Martin Schulz defiende la creación de unos «Estados Unidos de Europa» y apoya los proyectos de reforma de la eurozona del presidente francés, Em- manuel Macron, con un presupuesto propio y un ministro de Finanzas europeo. La CDU y la CSU son mucho más escépticas.

El SPD, además, está dividido sobre qué hacer, ya que tras su derrota en las urnas, muchos de sus miembros prefieren una etapa en la oposición.

«El final sigue abierto», señaló uno de sus negociadores, Michael Groschek. Lo que significa que el SPD podría rechazar la oferta y aceptar solo un apoyo puntual en el Bundestag, pero sin participar en el Gobierno.

Tras cinco días, las partes decidirán si tienen suficientes puntos en común para negociar una coalición. Pero los militantes del SPD tendrán la última palabra durante un congreso extraordinario el 21 de enero. Así, aunque sus líderes alcancen un acuerdo, nada garantiza que las bases vayan a validarlo.

La militancia del SPD teme que su partido se arriesgue a desaparecer, como ocurre con el PS francés, si participa en otro Gobierno con la derecha.

Un reciente sondeo da al SPD menos de un 20% en intención de voto, cuando a principios de siglo tenía cerca del 40%.

Si las negociaciones fallan o si los militantes del SPD no dan su conformidad, a Merkel solo le quedaría la opción de un Gobierno en minoría, con una débil capacidad de supervivencia. O convocar nuevas elecciones, de las que solo se beneficiaría la extrema derecha.

 

Weber habla de «solución final» para los refugiados

La apuesta del líder del grupo parlamentario del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, por buscar una «solución final para la cuestión de los refugiados», expresión con reminiscencias nazis, ha suscitado una importante polémica en Alemania y un encendido debate en las redes sociales, a pesar de las explicaciones del político.

Weber, miembro de la CSU, hermanada con la CDU, aseguró el viernes en la convención de su partido que «en 2018 el tema europeo central es la solución final para la cuestión de los refugiados», términos que recuerdan a la «solución final para la cuestión judía» del régimen nazi. Ante el escándalo suscitado, aseguró en Twitter que la «deliberada malinterpretación» de su declaración era una «completa tontería», ya que su objetivo era dejar claro que «en 2018 se necesita una solución europea conjunta en el sentido de ayudar a las personas necesitadas».

Solo le defendió la ultraderechista AfD.GARA