Según el jefe del Ejecutivo español, la solución para «normalizar» la situación en Catalunya sería que los independentistas presentaran un candidato «limpio» para la Presidencia de la Generalitat.
Esa es la única de las tres opciones que ve aceptable Rajoy, ya que las otras dos supondrían un «mensaje malo»: que se empeñaran en investir a Puigdemont o que presentaran a otro aspirante con causas judiciales pendientes, como podría ser el caso del líder de ERC, Oriol Junqueras.
Rajoy también ha advertido a los integrantes de la Mesa del nuevo Parlament sobre las consecuencias de sus decisiones, y opina que por eso Carme Forcadell ha renunciado a volver a presidir ese órgano.
El presidente español ha remarcado que a partir del día 31 de enero empezarían a correr los plazos para la convocatoria de unas nuevas elecciones si en los dos meses siguientes ningún candidato consigue los apoyos necesarios para ser investido.