La protesta se produce cuatro días después de que una gran manifestación, con 35.000 personas según fuentes municipales, recorriera las calles de la capital vizcaina para rechazar la «mísera» subida que se ha aplicado a sus pensiones en los últimos años.
Los congregados han permanecido por espacio de media hora en el lugar y han coreado gritos contra Gobierno español, han pedido al PNV que «se moje» y han tenido palabras de recuerdo para quienes no han podido acudir a la protesta por estar ingresados en residencias o con dificultades de movilidad.
En declaraciones a los medios de comunicación, el presidente de la asociación de jubilados de Bilbo, José Antonio Perera Ventura, ha subrayado que los pensionistas se encuentran «muy, muy enfadados», y esta es la causa por la que «cada vez acude más gente a las movilizaciones», un número que «va a seguir aumentando», ha augurado.
Los congregados han pedido a todos los alcaldes que coloquen «un lazo marrón» en la fachada de sus ayuntamientos como muestra de solidaridad con sus reivindicaciones.
Según ha censurado Ventura, con la subida del 0,25% podría tomarse «un refresco en verano. Pero, que se lo guarden».
El portavoz de los pensionistas ha asegurado que su preocupación son «las generaciones que vienen detrás, los hijos, los nietos. No me cabe en la cabeza que se vaya a acabar la Seguridad Social. Queremos dignidad. No voy a dejar de luchar porque tengo hijos, nietos, y la derecha que no venga con tonterías aquí, que se puede, que hay dinero para todos».