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WASHINGTON

Multitudes toman las calles de EEUU en contra del libre acceso a las armas

Un millón de personas salieron ayer a las calles de 800 localidades de EEUU para reclamar medidas para controlar el acceso a las armas. Las marchas fueron organizadas por jóvenes estudiantes, cansados de los periódicos tiroteos y matanzas en escuelas con armas de fuego, que dejan unos 30.000 muertos cada año. Multitudes de adultos se sumaron a las manifestaciones, en lo que ya se considera una de las mayores protestas en al menos una generación.

«¿Cuántos más deben morir?», «Libros, no armas», «Protejan a los jóvenes, no a las armas», «¡Ya basta con las armas!», fueron algunos de los lemas que miles de personas corearon ayer en la Avenida Pensilvania, que une la Casa Blanca con el Capitolio, sede del Congreso. La «Marcha por Nuestras Vidas», convocada por jóvenes universitarios, pidió la prohibición tanto a la comercialización de rifles de asalto como la venta libre de cargadores para armas semi-automáticas, así como el refuerzo de los controles de antecedentes de las personas interesadas en comprar armas.

La indignación de los manifestantes se enfocó en la clase política, que ha sido incapaz de articular una respuesta efectiva a la generalizada violencia con armas de fuego.

«¡Estoy cansada! No quiero más que los políticos dediquen sus ‘pensamientos y oraciones’ a esta tragedia. ¡Queremos acciones! ¡Queremos que hagan algo! ¡Ya basta!», dijo a AFP la estudiante Rose Gómez, de 17 años, quien se sumó a la marcha acompañada de toda su familia.

Otros manifestantes pedían reformar la Segunda Enmienda de la Constitución, que consagra el derecho de los ciudadanos a poseer armas de fuego, mientras muchos otros reclamaban el fin de la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA), poderoso lobby que defiende la posesión de armas y que contribuye a campañas políticas.

«No deberíamos tener armas en nuestra sociedad. Estos muchachos tienen toda la razón», estimó Jeff Turchin, de 68 años.

Las marchas contaron con el apoyo de personalidades estadounidenses, entre ellas el actor George Clooney y su esposa Amal Alamuddin, Oprah Winfrey y Steven Spielberg. El actor Bill Murray comparó estas marchas con las protestas contra la guerra de Vietnam en los 60.

Mientras el centro de la capital estadounidense era literalmente inundado por jóvenes, niños y adultos, lo mismo ocurría en casi aproximadamente un centenar de ciudades.

El viernes, el Gobierno de Donald Trump propuso la completa prohibición de los mortales «bump stocks», unos dispositivos que convierten rifles de asalto en armas automáticas. La propuesta prevé un plazo de 90 días para recibir modificaciones antes de convertirse en ley. Varios «bump stocks» fueron empleados por el tirador que causó una masacre entre una multitud que asistía a un concierto en Las Vegas el 1 de octubre.

 

«Después de Dunblane, Escocia dijo nunca más»

Familiares de las víctimas de la tragedia de Dunblane se unieron ayer a una concentración frente al consulado de Estados Unidos de esa localidad escocesa para exigir un mayor control de armas. Más de setecientas manifestaciones fueron convocadas en todo el mundo en solidaridad con la «Marcha por Nuestras Vidas».

Jack y Ellie Crozier –parientes de Emma Crozier, una de los 16 niños de entre 5 y 6 años que el 13 de marzo de 1996 fueron tiroteados por Thomas Hamilton en una escuela primaria de Dunblane– manifestaron que quieren mostrar a Estados Unidos que «el cambio es posible».

La matanza en la ciudad escocesa llevó al entonces primer ministro británico, el conservador John Major, a tomar medidas frente a la posesión de armas por parte de particulares.

El gabinete de Major prohibió a principios de 1997 –antes de que llegase al poder el laborista Tony Blair– tener armas de fuego en casa, a excepción de las de calibre 22. Tras las elecciones generales de mayo de 1997, el Gobierno de Blair actualizó la ley aprobada por los conservadores e incluyó también la prohibición de poseer armas de calibre 22.

Los manifestantes, apoyados por el movimiento «Dunblane No Guns» (Dunblane No Armas), portaron pancartas en las que podía leerse «Después de Dunblane, Escocia dijo nunca más».GARA