Cuando se conoció el sorteo de los cuartos de final de la Champions, nadie daba un duro por Roma y Liverpool, a quienes les había tocado en suerte enfrentarse a los líderes destacados de Liga y Premier, Barcelona y Manchester City, respectivamente.

Pero una de las cosas que ha hecho grande al fútbol es que a un partido, o incluso a dos, el pez grande puede ser devorado por el pequeño con mayor frecuencia que en otras modalidades deportivas.

Menos cotizaban aún las opciones de la Roma tras caer en la ida en el Camp Nou por un rotundo 4-1. Quien haya apostado por los italianos se habrá embolsado un buen dinerito, ya que han pasado por encima de un Barça desconocido que se ha derrumbado como un castillo de naipes, recibiendo la misma medicina que le recetó el año pasado al PSG.

Dzeko ha abierto el marcador muy pronto, a los 6 minutos. De Rossi ha puesto el 2-0 al transformar un penalti cometido por Piqué, y Manolas ha confirmado la voltereta en el 82 al rematar un córner a la red de un Ter Stegen que ha sufrido un bombardeo. Los de Valverde se han lanzado ya a la desesperada, pero no ha sonado la flauta.

En el derbi inglés, el Manchester City afrontaba el 3-0 recibido en la ida en Liverpool. El gol de Gabriel Jesús a los dos minutos daba esperanza a los celestes. Incluso han anotado un segundo tanto, que ha sido anulado por Mateu Lahoz. Camino al vestuario para el descanso, Pep Guardiola se ha encarado con el colegiado, que le ha enseñado el camino de la grada.

En la reanudación, el egipcio Salah ha vuelto ha mostrar su capacidad de desequilibrar encuentros y ha puesto la eliminatoria en la mochila de los reds (1-1, 56’).  El 1-2, obra de Firmino en el 77, no era sino la guinda.

Este miércoles, el Real Madrid defiende en el Bernabéu el 0-3 que consiguió en terreno de la Juventus de Turín, mientras que el Bayern de Múnich hará lo propio con el 1-2 que logró en el campo del Sevilla.