La nueva dinámica de lucha de EPPK, que pretende informar por sí mismo a la sociedad vasca de la situación personal de todos sus miembros, se desarrollará en cuatro jornadas. Durante ese periodo, cada uno de sus integrantes hará «un esfuerzo especial» para dar cuenta de su propia situación penal y carcelaria –peticiones realizadas y necesidades de apoyo, entre otras cuestiones– a los colectivos de su barrio o pueblo, para que estos luego hagan uso de esa información «como consideren oportuno: por ejemplo, haciéndosela llegar a las autoridades locales o a organismos pro derechos humanos».
La primera de esas jornadas llega mañana mismo, coincidiendo con el 29º aniversario de la detención de Jon y Unai Parot, Xistor Haranburu y Jakes Esnal, y se centra precisamente en la demanda de liberación de ellos cuatro, apunta el Colectivo en el comunicado remitido a GARA.
La segunda será el martes 17, Día Internacional de los Presos Políticos, en la que avanza que, en todas las prisiones, desarrollará las «tradicionales iniciativas» de esa fecha. Tres días más tarde, el 20, se adherirá a los actos que se celebrarán en ciudades y pueblos por los derechos de los presos y sus familiares, «tratando de estrechar la relación con nuestros convecinos».
Adecuar las formas de lucha
Por último, el sábado 21 los prisioneros se sumarán «a nuestra manera» a la manifestación nacional convocada en Bilbo, bajo el lema “Orain presoak kalera, konponbidea, bakea, askatasuna”, por Kalera Kalera.
Resalta EPPK que, respecto a las formas de lucha de esta iniciativa, está haciendo «un esfuerzo especial para adecuarlas tanto al contexto político como a la composición y situación» del Colectivo. Es consecuencia de las conclusiones de su debate interno, «que nos obligan a transitar de forma más eficaz las vías que nos ofrece la ley y desarrollar nuestra actividad junto a la ciudadanía».
EPPK aprovecha la nota para censurar algunas reacciones contrarias a los recibimientos que los expresos reciben en sus localidades. Recuerda que, además de lograr su libertad tras cumplir condena, se termina así también con la «pena añadida» que afecta a sus familiares y amigos. «¿Cómo no mostrar alegría por ello?», se pregunta.