Ha reconocido que al teniente se le aplicó un solo punto de sutura en el labio y que no tenía lesiones dentarias. Ha descrito la lesión del sargento en la cabeza como «un chichón». El sargento no tenía patología ósea aguda pero sí un hematoma importante tres semanas después de los hechos.
Inicialmente, ha destacado que las lesiones registradas (hematomas y ansiedad) eran compatibles con el relato manifestado por los guardias y sus novias, aunque posteriormente ha reconocido que pudieran tener otro origen como accidentes de tráfico.
Ha añadido que no consultó los antecedentes de lesiones previas del teniente, sino que al constatar que era una persona joven dio credibilidad al relato de la agresión.
El informe médico forense se realizó mediante una sola entrevista con las víctimas el 10 de noviembre. Nunca se volvió a reunir con ellos. Lo ha justificado señalando que el teniente se trasladó a València y que no le iba a hacer ir a Nafarroa para ese trámite. Sobre la novia del teniente, ha declarado que no tenía lesiones postraumáticas, solo ansiedad por no poder seguir realizando su vida habitual. Ha señalado que no entendía cómo le atacaron personas que hasta entonces eran sus amigos.
Declaraciones de guardias civiles
También han declarado dos agentes de la Guardia Civil. Uno de ellos ha señalado que identificaron a Jokin Unamuno y a Adur Ramírez de Alda en la protestas por la misa de la Virgen del Pilar, aunque posteriormente ha reconocido que no hubo convocatoria de Ospa de ese acto. Asimismo, ha explicado que no consta en los informes el número de los agentes que realizaron las identificaciones ni tampoco de su presencia en una manifestación convocada en Etxarri Aranatz «por parte de la disidencia de la izquierda abertzale, la gente más radical». Tampoco hay ninguna prueba documental de la supuesta presencia de Aratz Urrizola en una reunión preparatoria de Ospa Eguna, que según la Guardia Civil se produjo en Gure Etxea.
Por otra parte, peritos de la Guardia Civil han relatado que tras analizar los móviles incautados a los enjuiciados, detectaron la existencia de programas para borrar datos o la instalación de Snapchat, un programa de mensajería que borra las imágenes automáticamente. El objetivo sería probar que el ataque se coordinó con estos móviles.