Cifuentes renuncia sin reconocer ninguna ilegalidad
Cristina Cifuentes acabó renunciando ayer, pero no por las irregularidades de su máster ni porque se haya sabido que le pillaron robando en Eroski. sino harta de la «campaña de acoso y derribo» a la que se ve sometida y para evitar que el Gobierno de Madrid lo pille «la izquierda».
Cristina Cifuentes no robó dos botes de crema en un supermercado Eroski de Vallecas en 2011 cuando era vicepresidenta primera del Parlamento de Madrid, sino que «me llevé por error y de manera involuntaria, sin ser consciente de ello, unos productos por importe de 40 euros». Tampoco debieron retenerla 45 minutos hasta que llegaron policías que al identificarla recibieron órdenes superiores de dejarla en libertad para salir por la puerta trasera, sino que «me lo dijeron a la salida, los aboné en su momento y el asunto no tuvo mayor trascendencia».
Porque Cristina Cifuentes nunca comete ninguna ilegalidad ni chanchullo. De hecho, ha renunciado a un máster que no ha podido demostrar que jamás hubiera cursado y que si lo consiguió sería porque se lo regalaron. Y la renuncia la hizo entre denuncias a la chapuzas de la Universidad Rey Juan Carlos que le ha metido en un lío del que ella no quería saber nada.
Aunque anteayer aseguraba que seguiría atada al palo de la vela presidencial de una nave vapuleada por las olas de una tormenta creciente; ayer Cifuentes aseguró que ya había decidido que renunciaría a la presidencia de la Comunidad (no dijo dimitir) tras el acto oficial del 2 de mayo. Lo iba a hacer para salvar a Madrid de que llegaran los rojos (dijo «la izquierda») al gobierno, con el radical Ángel Gabilondo a la cabeza.
Pero el vídeo que por la mañana puso en circulación “Ok Diario”, que dirige el ínclito Eduardo Inda, supuso la gota que colmó el vaso, al menos el de Rajoy que ordenó cortar la cabeza. Cifuente s dice que se va para no aguantar más una «campaña de linchamiento» que ha pasado del plano político al personal, según denuncia.
Una campaña que, según Cifuentes, demuestra que la «tolerancia cero con la corrupción tiene un precio» y que todo esto «probablemente forma parte de ese precio que hay que pagar».
Comisario Villarejo
Alguien que acepta el regalo de un máster y a la que los botes de crema se le meten en el bolso, amén de estar implicada en el “Caso Lezo”, difícilmente puede presentarse como adalid de la lucha anticorrupción. Pero sí es claro que Cristina Cifuentes ha acabado siento víctima de las luchas intestinas dentro del PP de Madrid que cada vez adquieren tintes y procedimientos más nítidamente mafiosos.
Eroski aseguró ayer que cumplió la ley al borrar los vídeos de seguridad a los 30 días de su grabación, aunque está claro que alguien vio útil hacer una copia del de Cristina Cifuentes. En ámbitos políticos y periodísticos se ha visto la mano del oscuro comisario Villarejo, que en estos momentos está en prisión.
Sea como fuere, Cristina Cifuentes deja la presidencia de la Comunidad, pero no la del PP de Madrid ni su escaño. Porque, recuerden, ella nunca ha hecho nada ilegal.