Los datos del proceso de debate y votación que ha llevado al cierre de ciclo han sido revelados por ETA en una comunicación interna (Barne Komunikazio Orokorra 1803, fechada en marzo) y evidencian el carácter absolutamente concluyente del resultado. La decisión de poner fin a su trayectoria y a su función ha sido adoptada en un proceso con una participación muy amplia, en la que ha votado la militancia pero también han sido informadas cientos y cientos de personas cercanas a la organización, y ha desembocado en un escrutinio muy clarificador, prácticamente unánime.
La propuesta de la dirección, materializada el pasado jueves, contó con el apoyo del 93% de la militancia (dato que se adelantó en el acto de Ginebra), mientras que el No se redujo al 4% y el 3% votó en blanco o se abstuvo.
Sobresale el número de votantes, sobre todo si se recuerdan las afirmaciones del Gobierno español estos últimos años reduciendo al mínimo la dimensión de la militancia de ETA. Han sido 1.077 hombres y mujeres quienes han dado su voto: 997 han dicho Sí a poner fin a la organización para impulsar el proceso de liberación, 47 No y 33 se han decantado por el voto en blanco o la abstención.
Quienes no votaron
«La militancia ha dado un respaldo muy grande a la propuesta política», constata esta comunicación. Destaca además que «se ha buscado que hubiera una participación grande» y considera que «hay que hacer una valoración muy positiva del trabajo realizado, por encima de las dificultades y carencias, dado que no se ha podido llegar a algunos sitios y en otros existían sus propias dificultades».
Explica esta comunicación interna de ETA que tras el censo confeccionado tenían derecho a voto 1.335 militantes. Un número pequeño de ellos (70) declinaron expresamente la posibilidad por razones diferentes. El grupo más amplio lo han formado quienes «no se veían legitimados» para tomar esa decisión «debido a la escasa relación con la organización en los últimos años. En general han mostrado una posición favorable a la propuesta política», matiza. Hubo también quienes declinaron participar porque «creían que la decisión ya estaba tomada. En general, este grupo lo han formado personas críticas con el cambio de estrategia o con su desarrollo». Ya en tercer lugar se agrupan las renuncias a votar por «otras motivaciones: están quienes no han dado razones, o no han mostrado interés, o han dicho que la decisión llegaba tarde, o no han querido participar por temor a la represión, o confiaban totalmente en la dirección...», enumera.
En cuanto a los votos de otros 188 militantes, no han llegado por motivos «fundamentalmente técnicos o ligados al tiempo», añade esta comunicación interna. Matiza que, en la reflexión previa a la votación, «en la mayoría de los casos mostraron una buena receptividad» hacia la propuesta.
Hay que tener en cuenta que la votación incluía a todos los ámbitos derivados de la organización: la estructura operativa, las cárceles, el exilio, los militantes «legales»... La dirección de ETA había decidido por unanimidad que la decisión debería ser refrendada en todos esos espacios diferentes, y constata que así ha ocurrido, con creces.
Sobre la dimensión de la iniciativa, llama la atención otro dato: si bien 1.335 personas tenían derecho a voto, el número de quienes han tenido conocimiento del contenido de la discusión de un modo u otro se eleva a «entre 2.500 y 3.000, según nuestras estimaciones. Militantes que no son de ETA también han sido informados, y algunos de ellos han hecho sus aportaciones», indica esta Barne Komunikazio Orokorra a la que ha tenido acceso GARA. El dato fue revelado y puesto en valor el jueves por David Harland, director del centro Henry Dunant.
La última parte de esta Barne Komunikazio Orokorra subraya la actitud de la militancia en este proceso y la proyecta a futuro: «Quienes han sido miembros de ETA tendrán que mantener en lo sucesivo la misma discreción que hasta ahora e idénticas medidas de seguridad. Y actuar con lealtad hacia la decisión tomada por ETA y el proceso de liberación. La militancia tiene que seguir con firmeza y responsabilidad para hacer su aportación al impulso que requiere el movimiento de liberación en la nueva fase política».
Tres textos, una votación
El proceso de debate pivotó sobre tres documentos, aunque solo el de propuesta política se sometía a votación. Los dos restantes venían a dibujar el contexto de esta reflexión: el primero analizaba el proceso de liberación desde una perspectiva histórica, remontándose a siglos atrás, mientras el segundo detallaba y hacía balance de lo ocurrido entre 2009 y 2017, es decir, desde el cambio de estrategia de la izquierda abertzale.
La militancia ha podido hacer aportaciones y propuestas, en un proceso en el que se ha intentado primar la reflexión colectiva sobre la individual.
En cuanto a la votación, en aras a la claridad se desestimó realizarla de modo parcial, por bloques, y se determinó que fuera integral, sobre la totalidad de la propuesta que conllevaba el fin de la organización. Las cuatro opciones existentes eran a favor, en contra o en blanco (o, lógicamente, abstenerse).
Desde el principio quedó claro que si la propuesta era validada se procedería a su materialización. En caso de que hubiera sido rechazada, se hubiese abierto un nuevo proceso basado en los argumentos mayoritarios. Pero no ha ocurrido así; al contrario, en esta coyuntura histórica el grado de consenso ha superado al de todas las votaciones anteriores importantes producidas en distintas organizaciones de la izquierda abertzale tras el cambio de estrategia.
Crear un comité de gestión técnica, descartado para no dejar dudas del final de la organización
La rotundidad y claridad del fin de ETA ha sido remarcada unánimemente y ha terminado desbordando a quienes pretendían ponerla en duda con nuevas muestras de escepticismo. A esa contundencia ha contribuido la última dirección de la organización, al descartar la opción –planteada en un anexo de los documentos del proceso– de conformar un «comité técnico provisional para gestionar las consecuencias de la acción armada de ETA». Zuzendaritza Batzordea decidió evitarlo, dada la rotundidad del resultado de la votación y atendiendo también a los riesgos que entrañaba una fórmula así.
Según explica en esta comunicación, hubo dos razones fundamentales para renunciar a este comité que pudiera haber sido entendido como una cierta continuidad de la organización. Por un lado, refiere que «muchos militantes han mostrado su preocupación de que este anexo pudiera poner en duda la decisión principal, y podía ser usada para ello por el enemigo y otros agentes. Han recalcado que hay que renunciar a cualquier cosa que pudiera rebajar la importancia de la decisión». Por otro lado, añade, «en los meses que se han prolongado este proceso de debate la estructura ha hecho un gran esfuerzo por encarrilar todos los temas que iban a quedar en manos de ese comité. Por poner un ejemplo, cuando se redactó ese anexo el desarme se acababa de materializar y todavía existían dudas sobre la gestión de los flecos que podían quedar todavía en torno al asunto de las armas. Pero se conseguido canalizar todo ello. Además del esfuerzo hecho por nuestra estructura, otros agentes han tomado responsabilidades para dar salidas a esas consecuencias», recuerda.
Así las cosas, Zuzendaritza Batzordea concluye que no es necesario implantar «ninguna estructura formal que pueda poner en duda la decisión del final de ciclo». Su trabajo se cierra en el nivel interno con un informe que recoge todas las aportaciones al debate, «para que toda la militancia conozca las ideas, argumentos y preocupaciones principales» expresadas en este proceso. Y se anticipa además un informe general con el resumen de su actividad armada, la resolución sobre el daño causado –ya conocida– y un homenaje a los militantes fallecidos.GARA