Sare entiende que ya no hay excusas para poner fin a la vulneración de derechos que padecen presas y presos vascos. Tras el fin de ETA, la red ciudadana defiende que no se puede hacer oídos sordos a una demanda mayoritaria en el seno de la sociedad vasca.
En esa coyuntura inédita, sus portavoces Bego Atxa y Joseba Azkarraga han dicho hoy en una comparecencia en Bilbo que «si se quiere construir la paz y la reconciliación, presos, exiliados o deportados pasan a ser una responsabilidad colectiva, en lo que a sus derechos humanos se refiere, porque no se puede construir una sociedad reconciliada sobre una base punitiva y vengativa y sin sanar heridas y secuelas de décadas de violencias». Por ello, han incidido en que esa cuestión «pasa a ser una responsabilidad exigible y prioritaria para nuestras instituciones electas».
No se olvida de las víctimas de ETA, pero también advierten de que hay muchas más como consecuencia del conflicto. Azkarraga ha señalado que no creen que las víctimas aboguen por continuar con la actual política carcelaria, precisando que es necesario diferenciar entre las víctimas y las asociaciones que dicen defender sus intereses.
Sare resalta que ya no hay excusas para cumplir con la legislación penitenciaria y dejar a un lado una política de venganza por parte del Estado español. «ETA se ha disuelto, ya no hay excusas –han incidido–, si no se dan pasos solo queda la venganza y las ansias de seguir causando un dolor injusto a aquellos que no tienen culpa ninguna de ningún tipo: los y las familiares».
Atxa y Azkarraga ha destacado el papel jugado por la sociedad civil en todo el proceso que ha desembocado en la histórica decisión adoptada por ETA. En ese contexto, han emplazado a la sociedad pero también a las instituciones vascas y españolas para que «no perdamos esta gran oportunidad de poder cerrar décadas y décadas de sufrimiento y poder avanzar, de manera conjunta hacia la resolución, la reconciliación y la convivencia».
Para los portavoces de la red, «esta generación se merece una sociedad mejor que la que nosotros recibimos de nuestros mayores. Y es por tanto –han subrayado–, la sociedad civil, junto a instituciones, partidos y sindicatos, quienes debemos actuar con responsabilidad y altura de miras. Nadie puede quedarse al margen en este nuevo tiempo».
«Ahora los presos»
Sare ha abogado por resolver con celeridad la cuestión de los presos. «Ahora los presos», ha repetido Azkarraga. Para alcanzar tal objetivo, pretenden activar a la sociedad civil. «Transmitirle que es el momento para el cambio y que asumimos esta responsabilidad para hacer de la movilización y del requerimiento a las instituciones, para que se impliquen de verdad, en un grito constante en favor de la resolución y la paz», han explicado.
Atxa y Azkarraga han asegurado que «es el momento de que nos vayamos situando en el espacio mental de la justicia transicional escalonada». En esa estrategia, han solicitado la excarcelación «inmediata» de las personas gravemente enfermas y mayores, además de acercar a los prisioneros a las cárceles más próximas a sus hogares. Además, han demandado que la Audiencia Nacional deje de ser competente en materia penitenciaria, incluidos los jueces de vigilancia.
«No tiene mucho sentido pedir la transferencia de prisiones y no pedir que sea el juez de proximidad quien decida sobre los presos y presas vascas», han apuntado. Asimismo, ha vuelto a pedir la desaparición de la Audiencia Nacional. «Si no tuvo sentido su creación como tribunal continuador del viejo Tribunal de Orden Público, menos lo tiene hoy como órgano sentenciador de aquellas causas aún pendientes de personas imputadas, y aún sin jugar, por su pertenencia y/o colaboración con una organización inexistente desde el pasado 4 de mayo», han argumentado.
Sare aboga por que se acepten las peticiones de cambios de grados de las personas presas y el fin de las legislaciones de excepción que soportan, así como la revisión de los procesos judiciales derivados de ellas. También ha exigido la revisión de todas las penas donde hayan mediado denuncias de torturas o malos tratos degradantes.