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Un estudio de Emakunde resalta que la violencia sexista también se da en movimientos activistas

El trabajo se ha basado en analizar la violencia sexista en entornos activistas de la CAV, como movimientos sociales, sindicatos, partidos políticos, medios de comunicación alternativos y ONGs. Así, concluye que las comunidades activistas también son espacios en los que «se produce y legitima» la violencia sexista hacia las mujeres, según un estudio becado por Emakunde.

Tania Martínez, autora del estudio, junto a la directora de Emakunde, Izaskun Landaida. (IREKIA)
Tania Martínez, autora del estudio, junto a la directora de Emakunde, Izaskun Landaida. (IREKIA)

Este estudio, ‘Transformando imaginarios sobre violencia sexista en el País Vasco. Narrativas de mujeres activistas’, elaborado por Tania Martínez, ha sido presentado por su autora y por la directora de Emakunde, Izaskun Landaida. El trabajo se ha basado en analizar la violencia sexista en entornos activistas de la CAV, como movimientos sociales, sindicatos, partidos políticos, medios de comunicación alternativos y ONGs.

Según ha relatado Martínez, en estos colectivos se da violencia sexista porque «se mantienen las mismas lógicas que posibilitan la violencia y su justificación en cualquier otro contexto social», aunque también hay especificidades como la negación del sexismo y la jerarquización de las luchas.

Estos dos aspectos, como postergar combatir el sexismo hasta la consecución de otras reivindicaciones en torno a las que se articulan estos colectivos, producen «una mayor indignación y frustración» en las agredidas.

Además queda demostrado que por el hecho de que muchas organizaciones se hayan «apropiado» de un discurso feminista como parte de su identidad «no implica que haya habido una interiorización» del mismo a otros niveles.

Martínez ha destacado que entre estos colectivos se mantienen «unas continuidades» de las posiciones que se dan en el conjunto de la sociedad, como la «dicotomía público-privada» o la creencia de que un hombre con un discurso feminista no puede ser un maltratador.

Ha añadido que incluso para los hombres que pertenecen a estos colectivos «es difícil reconocer que tienen unos privilegios en la sociedad actual y que los tienen que abandonar».