Durante su intervención en una sesión urgente del Consejo de Derechos Humanos convocada para debatir sobre al situación en Gaza, Lynk ha denunciado que cualquier condena respecto a la actuación israelí «es vacía si no está acompañada de una persecución ante la Justicia y de una rendición de cuentas».

Además de subrayar que el «asesinato deliberado» es un crimen de guerra de acuerdo al Estatuto de Roma, ha afirmado que masacres como la de Gaza viola también gravemente las Convenciones de Ginebra, que rigen el Derecho Internacional Humanitario.

Lynk ha cifrado en «más de un centenar» el número de palestinos muertos a manos de las fuerzas israelíes y en más de 12.000 los heridos, muchos de ellos con lesiones «devastadoras», desde el inicio de la Marcha del Gran Retorno, el pasado 30 de marzo. El pasado lunes, la represión israelí causó más de 60 palestinos muertos en un solo día.

«Las protestas en Gaza han sido casi totalmente pacíficas y sin armas. Miles y miles han marchado, cantado, protestado contra sus condiciones de vida y reclamado el derecho a un futuro mejor», ha dicho el relator, quien hace el seguimiento de la situación de los derechos de los palestinos en los territorios ocupados por Israel.

Frente al discurso del Gobierno israelí de que ha actuado en defensa propia, Lynk ha explicado: «sí, algunos han arrojado cocteles molotov, hecho volar cometas incendiarias o arremetido contra la valla de alambres en la frontera de Gaza, pero la gran mayoría ha actuado de forma no violenta en las últimas siete semanas».

«Su única arma ha sido la mayor y más antigua aspiración del ser humano: vivir en libertad en su propia tierra», ha agregado.

Fin de la ocupación

Antes de las declaraciones de Lynk, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, ha instado a Israel a poner fin a la ocupación de Palestina, donde la gente está «enjaulada en tugurios desde que nacen hasta que mueren».

«La ocupación debe terminar, de modo que el pueblo de Palestina pueda ser liberado», ha defendido.

Zeid ha explicado que el «fuerte contraste entre las víctimas de ambos lados» es una clara evidencia del uso «desproporcionado» de la fuerza de parte de Israel, pues solo un soldado resultó levemente herido por una piedra.