NAIZ
MOSCÚ

Messi falla un penalti y Argentina e Islandia empatan a un gol

Argentina e Islandia han empatado a un gol el partido del grupo D del Mundial de Rusia 2018, que ambas selecciones han disputado en el Spartak Stadium de Moscú, en el que Leo Messi ha fallado un penalti.

Leo Messi ha errado un penalti. (Mladen ANTONOV/AFP)
Leo Messi ha errado un penalti. (Mladen ANTONOV/AFP)

En las manoplas de Hannes Halldorsson ha muerto el penalti botado por Leo Messi en el minuto 62 y los otros seis intentos de la selección argentina, carente de mordiente pese a disponer del balón el 73% del tiempo.

El Argentina-Islandia ha sido una batalla de estilos entre dos equipos con distinto gusto por el juego y una tradición dispar en Mundiales de fútbol. El bando vikingo es primerizo; el albiceleste, en cambio, se siente urgido por su historia a ceñirse la corona el día 15 de julio en el estadio de Luzhniki.

Así ha abandonado el estadio Monumental en 1978 y el estadio Azteca en 1986, con un país entregado a Mario Kempes y a Diego Maradona.

Treinta y dos años después -dos finales perdidas mediante, en 1990 y 2014-, el sentir del grupo que dirige Jorge Sampaoli es que deben volver a ilusionar a 40 millones de compatriotas.

Se han contado por miles los que tiñeron de celeste y blanco las gradas del moscovita estadio Spartak, ya sobrepasado el gran mazazo de Brasil 2014, cuando el alemán Mario Götze frustró en la prórroga la sonora victoria que todavía añora la generación de Messi.

El atacante barcelonista, privado asimismo de la gloria en tres finales de la Copa América, se ha vuelto unir a 22 compañeros para una batalla que aún no cree perdida. A su sueño se aferra el '10', aun sintiéndose menos candidato a alzar el trofeo que el brasileño Thiago Silva, el español Sergio Ramos o el alemán Manuel Neuer.

Esta Argentina de Sampaoli, que sobre todo es la Argentina de Messi, ha volcado su esencia al gusto de su talento, al toque y al apego por el juego, desde la necesidad de activar a su futbolista más determinante. Y es que a diferencia de su primer rival en Rusia, la escuadra argentina huye del contragolpe y del cuerpo a cuerpo.

Para ese desafío Messi sabe ya que cuenta con su amigo Sergio Agüero. El delantero del Manchester City ha hecho puntuar un potente zurdazo a los 19 minutos. Ha sido su primer gol en un Mundial, después de todos los disparos desaprovechados en Brasil y en Sudáfrica, en 2014 y en 2010.

Esa renta no ha acomodado las piezas del equipo sudamericano, vestido para la ocasión de negro. Color de la elegancia o el duelo, no ha podido disimular sus endebles hechuras defensivas.

Tras una primera advertencia de Birkir Bjarnason, el delantero Alfred Finnbogason ha reclamado su lugar en la naciente historia del fútbol islandés en el minuto 23. El 1-1 ha castigado el titubeo del cuadro argentino, débil cada vez que el 'ejército' vikingo le ha retado a través de la velocidad, de la presión y del juego aéreo.

En la estrategia también ha buscado fortuna la selección austral, con Messi como servidor de Tagliafico y Otamendi. No le ha servido en la primera mitad, pero ha insistido en la segunda sin suficiente convicción como para lograr despertar a su hinchada, acallada por una propuesta paciente y excesivamente pausada ante unos contrincantes agazapados por delante del portero Hannes Halldorsson.

Ever Banega ha reemplazado a Lucas Biglia en el minuto 54 para enmendar la monotonía. Ha podido hacerlo Messi en el minuto 62, en un penalti cometido por Hordur Magnusson sobre Maximiliano Meza.

El '10' lo ha lanzado a media altura, por su izquierda, y Halldorsson se lo ha negado para volver a dejar la imagen de un genio humanizado en los 11 metros, como en la última final de la Copa América.

Un sonoro «¡Messi, Messi, Messi!» ha sido la respuesta los suyos, pero nadie lo ha agradecido. Argentina no ha despertado.