
En su pequeñez, Altsasu ha conseguido hacerse grande estos meses a base de movilización y solidaridad, hasta llegar a superar cualquier frontera. Ayer quedó demostrado que esta causa ha implicado a multitud de personas de muchos puntos.
Las esteladas eran casi tantas como ikurriñas. Lo vivido en Catalunya desde el pasado 1 de octubre ha activado una fuerte dinámica contra la represión y muchos se han sentido identificados ante la barbaridad de Altsasu. Así nos lo explican Salvador y Marisa, llegados de Calella de Palafrugell: «Hay que salir a la calle. Lo que están haciendo es una marranada. Vemos la situación de Catalunya y casos como el de Altsasua….. pocas palabras bastan».
Pero no solo había catalanes. Galicia, Madrid, Rioja, Extremadura… «No es cosa de los vascos o nuestra paranoia. Lo que ha ocurrido en Altsasu es muy grave. No se ajusta a la justicia», relata Leien, natural de Rioja Alavesa y residente en Altsasu. Explica que si algo ha logrado esto es generar una red de solidaridad en el municipio. Entre jóvenes y mayores, personas que quizá no compartan ideología pero les une la sensibilidad ante el sufrimiento de estas familias.
Pedro vino de Córdoba y recorrió la marcha junto a Neus, de Girona. «Es una vergüenza», denunció él. Ella añadió que seguirá apoyando la causa y que no será la última vez que acuda a Euskal Herria: «Debemos unirnos ante la injusticia».

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