Pablo GONZÁLEZ

La Moscú futbolística y los «One club man» soviéticos

La capital rusa tiene una gran historia y el fútbol no es excepción. En la ciudad hay varios monumentos dedicados al fútbol, pero de todos destacan los cinco dedicados a Lev Yashin, el único jugador ruso en recibir el Balón de Oro.

Lev Yashin (Moscú, 1929 - Moscú, 1990) era apodado la “Araña Negra” por su vestimenta de ese color y su estilo de juego, en el que parecía que tuviera más brazos de lo normal que llegaban a todos los balones. Ha sido hasta la fecha el único jugador ruso en obtener el galardón del Balón de Oro, que lo acreditó en 1963 como mejor jugador del mundo de ese año. Es además el único portero en obtener ese galardón. La FIFA le concedió el título de mejor portero del siglo XX. En títulos fue campeón de la URSS 5 veces y 3 veces campeón de Copa, pero su fama se debe en gran medida a sus títulos con la selección, campeón olímpico en 1956 y de Europa en 1960.

En la época soviética otros dos jugadores obtuvieron el Balón de Oro, pero ambos, Blojin y Belanov, eran ucranianos. Ello hace que tras la desaparición de la URSS la figura de Yashin se agrandara todavía más. En una entrevista reciente el propio presidente ruso Vladimir Putin dijo que era su jugador ruso favorito, de los extranjeros nombró a Pelé. Hay que reconocer que el presidente ruso no tiene fama de ser demasiado aficionado al fútbol, gustándole más el hockey sobre el hielo y el judo.

La relación de Yashin con el fútbol empezó en 1944, con la Segunda Guerra Mundial en curso, cuando con 15 años vio un anuncio sobre la sección de fútbol en la fábrica en la que trabajaba. Desde el comienzo lo pusieron de portero, ante lo cual protestó, pero no se negó a jugar en esa posición. Durante los primeros años de su carrera combinó hockey sobre hielo y fútbol. Incluso fue campeón de Copa en 1953 con el propio Dinamo de hockey. Hubiera podido llegar incluso a la selección soviética, pero decidió centrarse en el fútbol y no compaginar ambos deportes.

Su popularidad además va más allá de su club de toda la vida, y es respetado por igual por todas las aficiones rusas. En 2008 en un partido de la liga rusa entre Zenit y Dinamo un pequeño grupo de aficionados de San Petersburgo puso una pancarta que decía “La palmó vuestro Yashin, la palmará el Dinamo”. Ello originó una gran ola de protesta de todas las aficiones del país, incluida la del propio Zenit. Finalmente los ultras de San Petersburgo se disculparon y anunciaron haber castigado seriamente a los responsables del cartel, tal es la importancia del portero para el fútbol ruso.

Varios recuerdos en la ciudad

Yashin fue un one club man, algo eso sí, mucho más común en aquellos años y más en la URSS. Toda su carrera se desarrolló en el Dinamo de Moscú. No es de extrañar que sea precisamente al lado de la sede de ese club donde se encuentra el mayor monumento dedicado al portero. Los aficionados que quieran visitarlo durante el Mundial no tienen más que dirigirse a la estación de metro “Dinamo” de la línea “Zamoskvaretskaya”, la verde en los planos. El monumento está a unos pocos metros de la boca del metro saliendo hacia el estadio del Dinamo, aunque en la actualidad esa zona está en obras por la renovación del estadio.

La araña negra tiene en la ciudad varios puntos de homenaje más, como sendas placas en los edificios donde residió, una estatua cerca del estadio Luzhniki, donde se jugó el primer partido del Mundial y donde se jugará así mismo la final, o un monumento en el cementerio donde fue enterrado cuando falleció en 1990. Murió a la edad de 60 años víctima de un cáncer y otros numerosos problemas de salud que arrastraba desde los años ochenta. Así, en 1984 le amputaron la pierna izquierda por problemas con las venas. La culpa de todo ello según los médicos fue el tabaco, una costumbre que Yashin nunca dejó.

A pesar de la inmensa popularidad del portero, y la gran cantidad de monumentos futbolísticos en Moscú, cabe destacar a otros dos jugadores soviéticos que tienen su espacio en la historiografía de la capital rusa y su fútbol. Son Eduard Streltsov, uno de los mayores talentos frustrados del fútbol ruso en su historia, y Nikolai Starostin, uno de los fundadores del fútbol de la URSS y el equipo más popular del país, el Spartak de Moscú.

Así, el que fuera apodado el “Pelé ruso”, Eduard Streltsov, otro one club man, pero esta vez del Torpedo de Moscú. Tiene su monumento cerca del estadio del Torpedo. Streltsov fue el delantero ruso más talentoso de su época, pero por una acusación dudosa de violación fue encarcelado en 1958 poco antes del Mundial de Suecia y pasó sus mejores años futbolísticos en un campo de trabajos forzados. Al salir volvió a jugar, pero nunca fue el mismo. En Rusia se sigue debatiendo sobre si la URSS con Streltsov hubiera podido hacer mejor papel y en vez de empezar en ese campeonato la época Pelé, hubiera empezado la época Streltsov.

Nikolai Starostin fue uno de los fundadores del Spartak de Moscú y hombre clave del inicio del fútbol soviético en los años 20 y 30 del siglo pasado. Empezó a jugar al fútbol en 1917 y ligó toda su prolongada vida de 94 años a este deporte. También fue encarcelado por las autoridades soviéticas, por iniciativa de Beria, el jefe del NKVD (predecesor del KGB). Beria le tenía casi por enemigo personal a Starostin desde las victorias del Spartak sobre los equipos del Dinamo de Tbilisi y Moscú, ambos ligados a la policía. Starostin tuvo que esperar a la muerte de Stalin y Beria para ser rehabilitado. Uno de los varios monumentos dedicados a él está cerca del estadio Luzhniki, a poca distancia del de Yashin, otro está dentro del propio estadio del Spartak.