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602 inmigrantes entran a Ceuta tras saltar la valla

La ciudad norteafricana de Ceuta vivió ayer un nuevo asalto masivo a la valla fronteriza por parte de centenares de migrantes de origen subsahariano. 602 lograron su objetivo de acceder a territorio de la Unión Europea en una acción en la que se registraron devoluciones en caliente, las primeras realizadas por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Más de 600 personas ingresaron ayer en la ciudad autónoma de Ceuta, enclave español en Marruecos, tras un doble asalto a la valle fronteriza. Una acción en la que las autoridades españolas dijeron que los inmigrantes de origen subsahariano habían empleado una «violencia extrema» contra los agentes y en la que el Ministerio español de Interior admitió que se habían producido devoluciones en caliente, una práctica ilegal según el Tribunal de Estrasburgo a la que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, prometió poner fin, pero que ayer volvió a aplicarse. Al menos 27 personas fueron expulsadas de forma inmediata por la Guardia Civil a territorio marroquí, por primera vez tras la llegada al poder de Sánchez, tras permanecer encaramadas a la valle y ser atendidas por la Cruz Roja.

La entrada de 602 migrantes subsaharianos a Ceuta es la más numerosa de las registradas hasta ahora en un solo intento y la más importante en lo que va de año en la zona. La mayor entrada desde Marruecos hasta ahora se había producido el 28 de mayo de 2014, cuando 500 inmigrantes lograron acceder a Melilla tras saltar la valla fronteriza con el vecino país, en un intento protagonizado por un millar de inmigrantes. Y una de las entradas mas elevadas se produjo el 17 de febrero de 2017, también en Ceuta, protagonizada por unos 750 subsaharianos, de los que lograron entrar 489.

Ayer lo intentaron casi 800 personas, según la Guardia Civil. Un centenar fue detenido por la Policía marroquí y otros, interceptados por agentes españoles en la frontera y devueltos a Marruecos. Al menos 123 inmigrantes resultaron heridos.

El intento se produjo poco antes de las 07.00 horas, por la conocida como finca Berrocal, lugar con una mayor facilidad para llegar hasta la valla debido a sus zonas ciegas, donde las cámaras no pueden detectarlos.

La Guardia Civil dijo que todos los asaltos a la valla son «violentos», pero que en el de ayer fue más grave porque, según si versión, los inmigrantes «utilizaron un método que nunca antes habían usado, cal viva».

La Asociación Española de Guardias Civiles denunció que los migrantes «han rociado con cal viva, excrementos y orín» a los agentes y que 22 fueron atendidos. Agregó que ya advirtieron de que el anuncio de la retirada de las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla «iba a traer problemas».

La presión migratoria en las puertas de la Unión Europea, que ha disminuido significativamente desde la crisis de 2015, se están centrando cada vez más en el Estado español después de que Italia haya cerrado sus fronteras.

 

La masiva llegada a Andalucía desborda los servicios de ayuda

La masiva llegada de inmigrantes a las costas andaluzas continuó ayer, cuando Salvamento Marítimo rescató a otras 296 personas en el estrecho de Gibraltar y a un centenar más en el mar de Alborán, con lo que los dispositivos de atención están saturados y se encuentran al borde del colapso. Por tercer día consecutivo las cubiertas de los barcos de Salvamento Marítimo se convirtieron en improvisados centros de recepción, donde inmigrantes y refugiados aguardan, desde algunas horas a toda la noche, para poder desembarcar en puerto.

Comisarías, pabellones deportivos y centros de atención de Algeciras y Cádiz están saturados porque según salen unos inmigrantes, entran otros.

Los servicios no se desatascan porque, en la últimas semanas, llegan a diario a las costas andaluzas una media de 400 migrantes. El buen tiempo y la buena mar son uno de los factores que empujan esta gran oleada de inmigración que ha hecho que las cifras de rescate de pateras sean ya muy superiores a las de todo 2017.GARA