El Gobierno de Turquía mantuvo ayer su postura de firmeza, e incluso desprecio, ante las sanciones anunciadas el miércoles por EEUU contra dos ministros por su papel en el encarcelamiento del pastor protestante estadounidense Andrew Brunson, mientras que varios indicadores económicos sí reaccionaron negativamente.

Tras anunciar «medidas equivalentes» como respuesta a esa «agresión», el ministro de Finanzas, Berat Albayrak, rebajó el tono prometiendo «esfuerzos constructivos y diplomáticos» para superar esta nueva crisis entre ambos aliados, aunque reiteró que las sanciones económicas contra los ministros turcos de Justicia, Abdülhamit Gül, y de Interior, Süleyman Soylu, por el caso de Brunson, detenido hace dos años bajo la acusación de «vínculos terroristas», no son «aceptables».

Brunson, que llevaba 20 años viviendo en Turquía, ha estado en prisión desde su detención y desde la semana pasada está en arresto domiciliario, pero Washington exige su excarcelación. Está a la espera de juicio por supuestos lazos con la cofradía de Fethullah Gülen y con el PKK.

Las sanciones congelan los activos de los ministros bajo jurisdicción estadounidense. Gül aseguró no tener «ni un céntimo» en el extranjero y Soylu reaccionó con más ironía al decir que los intereses de Turquía en EEUU son el predicador Gülen, cuya extradición pide Ankara.

El caso de Brunson ha empeorado las ya tensas relaciones entre Turquía y EEUU. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, denunció la «mentalidad evangelista y sionista» del Gobierno estadounidense por su actitud «amenazante» en este asunto.

«Poner en la diana a nuestros dos ministros ni es acorde a la seriedad de un Estado ni se puede explicar con conceptos de derechos o justicia», señaló Exteriores, que asegura que la postu- ra de EEUU causará «un gran daño» a los esfuerzos para solucionar los problemas entre ambos.

Albayrak intentó ayer calmar las preocupaciones por un posible impacto de las sanciones estadounidenses. «Si insisten en esta situación errónea, el impacto sobre Turquía y la economía turca será limitado», prometió el ministro, subrayando que los ataques a la economía serán de corto plazo e ineficientes. Pero la moneda turca se devaluó ayer un 2%, llegando a mínimos históricos de 5 liras por dólar y de 5,87 por euro. En lo que va de año, la lira ha perdido alrededor del 25% de su valor.