Ion SALGADO

Blusas y neskas ponen sal y pimienta a un día marcado por la tradición

La primera parte del día grande de las fiestas de la Blanca estuvo marcada por los oficios religiosos. Procesiones, ofrendas, misas... menos mal que a partir del mediodía los blusas y las neskas tomaron las calles de la ciudad para darle otra vida al ambiente.

Tras pasar la primera noche en su casa nueva, Celedón cedió ayer el testigo a los blusas y a las neskas, que tomaron desde primera hora de la mañana las calles de Gasteiz. Los más devotos madrugaron para participar en la procesión del Rosario de la Aurora, que a las 7.00 inició su paso por las calles de Alde Zaharra; y los más fiesteros se cruzaron con los primeros de camino a la cama, con la esperanza de poder descansar un par de horas antes de que sonasen las dianas, a las 9.00.

A partir de esa hora, las cuadrillas, tanto las de la comisión como las de la federación, comenzaron a pasar por la balconada de San Miguel para realizar una ofrenda floral y bailar el aurresku de honor ante la hornacina de la Virgen Blanca. Da igual que uno sea agnóstico, ateo, hindú o satánico practicante. El día 5 de agosto todas las cuadrillas rinden tributo a la patrona de la ciudad.

Para algunos blusas y neskas puede ser un momento especial, pero para muchos se trata de un mero acto protocolario. Un quehacer antes de poder empezar un largo poteo de bar en bar, interrumpido solo por la comida del mediodía y por las kalejiras de ida y de vuelta a la plaza de toros. En la que ya no hay feria taurina.

Y lo de pasar ante la virgen no es solo cosa de blusas y neskas. Gasteiztarras de paisano, aquellos que estos días no se calzan las abarcas, también subieron a la balconada, aunque solo fuera porque es el camino más rápido para poder llegar a la plaza del Machete. Allí se encuentra la txosna de GEU Elkartea, un buen sitio para reponer fuerzas con un pintxo de chorizo o de tortilla, aliñado con un poco de sidra, una cerveza fría o un vaso de vino tinto, rosado o blanco. Para gustos, los colores.

Quienes se quedaron en las calles del Ensanche se encontraron una visita inoportuna de un político que parece empeñado en ser el centro de atención este verano. El pupilo de Aznar dio su pequeño mitin estival en la calle Lehendakari Agirre, junto a la entrada de la plaza Nueva, donde, casualidades de la vida, repartían pegatinas y globos en defensa de los derechos de los represaliados vascos.

Las terrazas situadas en los soportales de la plaza se convirtieron en un oasis para huir del calor y disfrutar de la actuación de Algara Dantza Taldea, que incluyó el homenaje a la ikurriña y la entrega de la enseña de honor de manos del presidente de la Comisión de Blusas y Neskas, Endika Saez de Adana, a la familia Alberto Zerain, fallecido el año pasado en el Nanga Parbat.

Listos para las kalejiras

Después de la comida, los blusas y las neskas se dirigieron a la calle Dato para dar inicio a la kalejira de ida al Iradier Arena, que acogió una exhibición de recortadores. Las cuadrillas de la federación fueron las primeras en iniciar la kalejira; salieron a las 16.30. Media hora después, a las 17.00, lo hicieron las de la comisión. Y, como era de esperar, la mayoría ya no iban tan limpios como a la mañana.

Estos “paseíllos” son una especie de pasarela fiestera. Se pueden ver las últimas tendencias en artículos inservibles. Desde chupetes gigantes a monos de peluche, pasando por gafas de mil colores y formas. Todo vale para decorar el traje de blusa o de neska.

Además, las cuadrillas aportan un toque reivindicativo con sus pancartas, en la que se pueden leer mensajes contra las agresiones machistas, en apoyo a los jóvenes de Altsasu, en contra de los integrantes de «La Manada» y en protesta contra la construcción de la línea sur del tranvía. También había una pancarta que emulaba una portada de ‘‘Egin’’ publicada en julio de 1997. La mancheta iba igual, solo cambiaba el titular: «Txirrita vuelve a la calle».

Al finalizar la kalejira de vuelta, las cuadrillas se mezclaron con el resto de los mortales en las calles de Alde Zaharra, en busca de un lugar donde cenar y coger fuerzas antes de afrontar la segunda noche de fiesta. Los que se decantaron por la plaza del Machete pudieron disfrutar de la actuación de Gozategi, y los que optaron por las txosnas tuvieron la oportunidad de ver los conciertos de Duluth, Cobra y We Are Standard (WAS).

Mañana será duro

Ayer los blusas y las neskas disfrutaron de la fiesta sin preocupaciones, pero hoy les tocara currar. Los integrantes de Galtzagorri han organizado una exhibición de atletismo que arrancará a las 9.30 en la plaza Nueva, y los de Nekazariak van a realizar un concurso de pintura para niños y niñas.

Basatiak montará su Basatilandia al mediodía en la plaza de los Celedones de Oro, y cerca, en la cuesta de San Vicente, está prevista la tercera edición del descenso de goitiberas, organizada por Los Alegríos. En tan solo tres años esta prueba se ha convertido en uno de los eventos que más gente congrega, al igual que la verbena que montan los de Okerrak en la plaza Arka, junto a El Caminante, donde actuará, como viene siendo habitual, Joselu Anaiak.

Está por ver cuánta gente quedará en Gasteiz hoy, después de un fin de semana multitudinario, y cuánta tendrá fuerza de voluntad para salir de casa, porque Euskalmet anuncia una temperatura máxima de 36 grados. Pero que no cunda el pánico, a partir de mañana irán descendiendo las temperaturas, que el jueves no llegaran a 20 grados. Gora Siberia-Gasteiz!