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Sánchez aparca la idea del centro de la memoria por un cementerio civil

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha ratificado su intención de crear una Comisión de la Verdad sobre la Guerra del 36 y el franquismo, pero ha aparcado la idea de crear un Museo de la Memoria en el Valle de los Caídos para plantear ahora que sea solo un cementerio civil, al considerar que no puede ser un lugar de reconciliación.

Pedro Sánchez ha renunciado a convertir el Valle de los Caídos en un Museo de la Memoria, como propuso su partido, el PSOE, en diciembre de 2017 en una proposición de ley vetada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy y, en un giro de la línea que él venía manteniendo no solo como secretario general del PSOE sino también de la postura que han defendido los miembros de su Gobierno en estos dos meses de mandato, ahora propone que sea un cementerio civil.

Pese a la próxima exhumación del dictador Francisco Franco –prevista antes de fin de año–, para Sánchez no es posible la «resignificación» del Valle de los Caídos y su conversión en lugar de reconciliación por la connotación que ya tiene ese monumento. «No puede ser un lugar de reconciliación», señaló en rueda de prensa con el presidente de Bolivia, Evo Morales.

Así, ahora que está en el Gobierno apuesta por dejar el lugar como «lugar de reposo» y cementerio civil para las víctimas de la Guerra del 36 y del franquismo, respetando el uso religioso de la actual basílica, en vez de convertirlo en un centro de memoria para impulsar «la cultura de la reconciliación y el reconocimiento de las víctimas». Y plantea crear en otro lugar un Museo de la Memoria.

Comisión de la Verdad

Lo que sí dice querer hacer es establecer una Comisión de la Vedad «lo más plural posible, que incorpore todas las perspectivas históricas sobre la guerra civil y la dictadura» para que, «de una vez por todas, se cierren esas heridas» mediante el «acuerdo de una versión de país» de lo acontecido durante la Guerra del 36 y la dictadura franquista.

Respecto a su creación, recordó que el PSOE propuso el año pasado modificar y ampliar la Ley de Memoria Histórica con el fin de poner en marcha una Comisión de la Verdad.

Sánchez consideró que la tramitación del decreto ley para la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos en el Congreso de los Diputados brindará la oportunidad de introducir ésta y otras medidas relacionadas con la Memoria Histórica si la Cámara decide tramitar el decreto como proyecto de ley. En ese momento se podrá concretar también el futuro del Valle de los Caídos o la creación de un Museo de la Memoria, a semejanza del que existe en Chile, que el presidente del Gobierno español propone enclavar en un edificio arquitectónico construido al efecto.

La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, aseguró que el Ejecutivo buscará «el más amplio consenso», algo que no parece fácil. La propuesta de Sánchez obtuvo eco en las filas de su partido y asociaciones de la Memoria Histórica y el rechazo de PP y Ciudadanos, que mientras pedían consenso y concordia acusaban al Gobierno de estar dando «bandazos» –término que también utilizó IU–, de preocuparse por «un muerto de hace 43 años» y de reabrir «las heridas del pasado».

Para el PP, el giro del Gobierno implica «decir que no» al informe del relator de la ONU en el que se basa para justificar su decreto ley para exhumar a Franco del Valle de los Caídos y que «hablaba precisamente no de exhumar a Franco, sino de resignificar el Valle de los Caídos».

«Pura pantomima»

El coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, Matías Alonso, advirtió de que el Valle de los Caídos «es, ante todo, la gran fosa común de España» y defendió el tratamiento digno de los restos de las víctimas. «Si no desaparece la aplastante simbología franquista, cualquier reconciliación será pura pantomima», subrayó. Y para conseguirlo, insistió en que lo primero es «exhumar a Franco y a José Antonio Primo de Rivera del lugar de honor que ocupan como carceleros de la memoria de sus víctimas».

También el miembro de la comisión de expertos Francisco Ferrándiz consideró, por su simbología franquista, «irrealizable» la posibilidad de convertir el monumento en un lugar de reconciliación.

Otras asociaciones de derechos humanos valoraron los anuncios realizados por el Gobierno, pero le pidieron pasar de «las prometedoras intenciones a los hechos».