La gente ha ido tomando posiciones con la mirada puesta en los relojes. La hora clave era las 17.14, en memoria al año 1.714, cuando las tropas borbónicas entraron en Barcelona tras catorce meses de asedio.
Pasadas las 17.00, desde el escenario el actor Toni Albà ha pedido silencio, roto tan solo por el sonido de las grallas y por algunos impacientes que no podían esperar para corear lemas por la independencia. «Silenci, silenci», reclamaba Albà con vehemencia.
Al final lo ha conseguido y, a la hora marcada, se la lanzado un cohete cuyo estallido ha marcado el inicio de la «ola sonora» que ha remontado toda la Diagonal hasta la altura del Palacio de Pedralbes, donde su fuerza ha abierto tres brechas en un muro levantado para la ocasión. Alrededor de un millón de personas han tomado parte en este acto, según la cifra aportada por la Gurdia Urbana de Barcelona.
El primer empujón ha tumbado a la monarquía española, representada por un rey de espadas cabeza abajo. Luego ha sido el turno de un mural de un hamster dando vueltas a la noria, que simbolizaba ‘el procesismo’, girar y girar sin llegar a ningún sitio. Y el tercer golpe ha hecho caer el artículo 155 de la Constitución española, ante la ovación de los presentes y el ondear de numerosas banderas, no solo esteladas catalanas.
Intervenciones en el estrado
En el estrado han tomado el micrófono un nutrido grupo de personas. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ha exigido al Govern «rigor, honestidad y determinación» para seguir avanzado hacia a la república catalana, y ha avisado de que la independencia no llegará solo con la movilización ciudadana.
Paluzie ha pedido a la Generalitat priorizar «el interés colectivo al de partido», hacer balance de lo que tiene y lo que no tiene para lograr la república y, sobre todo, que asuma responsabilidades, ya que a la ANC no le vale que «todo lo tiene que hacer la gente desde la calle. Tratadnos como adultos. Somos muy conscientes de las dificultades y los obstáculos. No os pedimos lo imposible pero sí rigor, honestidad y determinación. Con exigencia, perseverancia y lucha serena, conseguiremos la república».
También ha pedido que «el exilio esté unido» con todos los líderes que están en el extranjero actuando en la misma dirección, y, sobre todo, que no devuelvan la sociedad catalana a la casilla de salida, es decir, a la mera defensa del autonomismo y un mejor autogobierno.
«No malverséis todo lo que hemos hecho, las victorias que hemos conseguido, en especial la del 1 de octubre», ha sentenciado. La presidenta de la ANC ha calificado de vergüenza los procesos judiciales contra los líderes soberanistas y ha llamado a la ciudadanía a convertir «los juicios de la vergüenza en un boomerang contra el Estado».
El vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, ha defendido el 1-O como uno de los mayores actos de desobediencia en Europa de las últimas décadas, y ha pedido a los partidos soberanistas «unidad y sentido de Estado» para lograr la independencia.
Ha recordado que el presidente de la entidad, Jordi Cuixart, lleva 329 días en la cárcel, y ha reclamado que la ciudadanía catalana se muestre unida para evitar que «ningún extremista irresponsable consiga» romper y dividir la sociedad.
El presidente de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), Josep Maria Cervera, ha asegurado que el camino hacia la independencia «no tiene retorno», y ha garantizado que la mayoría de ayuntamientos de Catalunya están comprometidos con ello.
La integrante de los Comités de Defensa de la República (CDR) Glòria Coranas ha criticado el «asedio policial» del que es víctima el colectivo, y ha advertido al Govern de que están «hartos de simbolismos» y de que el 1-O es un mandato democrático más que suficiente para hacer efectiva la independencia sin más dilaciones.
También ha intervenido Núria Tarrés, la madre del CDR actualmente exiliado en Bélgica Adrià Carrasco, que ha lamentado «la brutalidad y represión» del Estado español contra su hijo.
Aamer Anwar, abogado de la exconsellera exiliada en Escocia Clara Ponsatí, que ha criticado la actuación judicial y policial del Estado español a partir del 1 de octubre.
«El general Franco estaría orgulloso de un Estado que actúa como una dictadura franquista», ha clamado, y ha criticado al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ironizando sobre que se autodenomine socialista.