Erdogan hablará este martes ante el Parlamento de Ankara, tres meses después de que Khashoggi desapareciera en el consulado saudí de Estambul.
El periodista de 59 años entró a la sede diplomática el 2 de octubre para hacer un trámite y nunca salió del edificio.
«Desde el inicio, la línea de nuestro presidente ha sido clara: no habrá ningún secreto sobre este caso», declaró el lunes el portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin. Este insistió, sin embargo, en la necesidad de preservar las relaciones entre Ankara y Riad. «Arabia Saudí es un país importante para nosotros. Es un país hermano y amigo. Tenemos muchas asociaciones y no quisiéramos que estas se dañaran», declaró.
Horas antes de la intervención de Erdogan ante el Parlamento, el ministro de Asuntos Exteriores del Ejecutivo de Erdogan, Mevlut Cavusoglu, ha asegurado que Turquía no ha compartido todavía con ningún otro país información sobre la investigación en torno a lo sucedido.
Ha añadido que Turquía está lista para cooperar con cualquier investigación internacional que pueda crearse para aclarar los hechos. Además, ha señalado que fue la presión internacional la que obligó a Arabia Saudí a reconocer la muerte del periodista.
«El mundo habló con una voz fuerte. Eso y nuestra reacción forzó a Arabia Saudí a reconocer la muerte», ha explicado.
Los turcos cuestionaron rápidamente la versión oficial de las autoridades saudíes, según las cuales Khashoggi había salido del consulado. El 6 de octubre, una fuente vinculada al Gobierno reveló que la Policía estaba convencida de que el periodista había «sido asesinado en el consulado» por un comando enviado desde Arabia Saudí.
Erdogan pidió entonces a las autoridades saudíes que demostraran la veracidad de su versión con pruebas.
En medio de la tormenta diplomática, este martes ha arrancado en Riad un foro económico internacional organizado por Arabia Saudí que debía ser una vitrina de las reformas del reino. Pero numerosos dirigentes de empresas y medios de comunicación anularon su participación en la conferencia Future Investment Initiative debido al caso.
Riad acabó admitiendo primero el sábado que el periodista había muerto en el consulado durante una «pelea». Y el domingo, el ministro saudí de Relaciones Exteriores, Adel al Jubeir, calificó la muerte de Khashoggi de «asesinato» y aseguró que había sido el resultado de «una operación no autorizada» por la monarquía.
Tras las revelaciones de la prensa, muchos países occidentales consideraran poco convincentes las explicaciones de Riad. «No estoy satisfecho con lo que escuché», dijo el lunes a la prensa el presidente estadounidense, Donald Trump, que ya había lamentado la víspera las «mentiras» saudíes.
Su yerno y consejero, Jared Kushner, dijo que había aconsejado al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, ser «totalmente transparente» con una investigación sobre lo ocurrido.
Turquía volvió a aumentar la presión sobre Arabia Saudí el lunes. «Estamos frente a una situación que fue salvajemente planificada y a un despliegue de esfuerzos consecuentes para disimular», declaró en Ankara Omer Celik, portavoz del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), del presidente Erdogan.
Y un consejero de Erdogan, Yasin Aktay, escribió en el diario ‘Yeni Safak’ que la versión saudí «da la impresión de que le toman el pelo» a los servicios de inteligencia turcos.
El jefe de un comando de 15 saudíes enviados a Estambul para matar a Khashoggi llamó al director del gabinete de Mohamed bin Salman, Bader al-Asaker, «cuatro veces después del asesinato», explicó Aktay.
El domingo, el ministro saudí Al-Jubeir dijo desconocer dónde está el cuerpo de Khashoggi, calificando su muerte de «tremendo error».
Este martes, ha dicho desde Indonesia, donde está de visita, que se pondrán en marcha medidas para que casos como el de Khashoggi «no vuelvan a repetirse» y ha prometido una investigación «exhaustiva y completa».