En las horas y días inmediatamente posteriores a la carga que hirió mortalmente a Iñigo Cabacas, desde algunos medios y desde el propio Departamento de Interior se deslizaron todo tipo de hipótesis sobre lo ocurrido, intentando enhebrar una versión que salvara la cara a la Ertzaintza. Así, se publicó por ejemplo que en la plazoleta de María Díaz de Haro se había producido una pelea multitudinaria entre hinchas del Athletic y del Schalke 04, algo que se ha demostrado falso, y también se expuso la posibilidad de que el golpe que causó la muerte del joven basauriarra la hubiera producido una porra extensible que se encontró en ese lugar. De hecho, esa fue la versión que se privilegió en un primer momento, y en una comparecencia pública celebrada el día después de la muerte de «Pitu», el consejero de Interior, Rodolfo Ares, manifestó que mantenían abiertas «todas las hipótesis, sin descartar ninguna». Aunque dijo entonces no descartar que las heridas fueran provocadas por una pelota de goma, insistió en la presencia de la porra en la zona, además de otros objetos.
La autopsia corroboró después que la muerte se había producido por el impacto de una pelota y, sobre la porra, el ertzaina que la encontró la situó ayer en la calle Licenciado Poza, a bastante distancia de la herriko taberna y también del punto donde cayó abatido Cabacas.
Fue el agente F92H3 quien halló el arma. Durante la vista, explicó que en la noche en que se produjeron los hechos juzgados él se encontraba en la furgoneta F22, emplazada en la Plaza Elíptica, dentro del sector 2 del dispositivo especial activado por la Ertzaina con motivo del partido europeo del Athletic. Señaló que estando allí su dotación fue enviada desde comisaría, concretamente por “Ugarteko”, a la plaza de María Díaz de Haro, ya que allí se estaban produciendo disturbios y se requerían refuerzos.
Relató que cuando llegó al lugar lo primero que hizo fue alejar a la gente de la calle María Díaz de Haro, y que después se dirigió hacia la plaza junto con un compañero. Una vez allí, pasó por el estrecho pasadizo que va a parar a la calle Licenciado Poza donde, añadió, les lanzaron objetos. El ertzaina dijo que había respondido disparando varias pelotas «defensivamente», que según sostuvo habrían impactado contra un contenedor, y cuando ya se dispuso a regresar a la furgoneta encontró la porra extensible. Esta estaba por tanto lejos de Kirruli Kultur Elkartea y del bar Oktoberfest, y más cerca de la Alameda Doctor Areilza que de María Díaz de Haro.
De modo que cuando Ares compareció junto al viceconsejero de Seguridad Miguel Buen y el jefe de la Ertzaintza José Antonio Varela ya sabían que la porra había sido encontrada a decenas de metros de donde fue alcanzado Iñigo Cabacas.
¿Era la porra de un ertzaina?
No es la primera vez que en la vista oral se hace mención a la porra extensible que se esgrimió para intentar contradecir a quienes desde el primer momento dijeron que Cabacas había sido herido por una pelota. El miércoles de la semana pasada, coincidiendo con la declaración de “Ugarteko”, se reprodujo una conversación grabada horas después de la carga, de madrugada, en la que un mando de la Ertzaintza expresa su preocupación por las consecuencias de lo ocurrido y menciona a su interlocutor el hallazgo de la porra, señalando como posibilidad que perteneciera a uno de los agentes desplegados en la zona. El hecho de que no se mencionara públicamente esta posibilidad y se quisiera vincular la porra con la muerte del joven fue una decisión adoptada más tarde. Y la intención parece clara.
Ese mismo agente, el F92H3, también declaró que cuando entraban al pasadizo «salió un chico que me comentó que teníamos que hacer algo, que había un chico con la cabeza abierta».
El resto de los ertzainas de la furgoneta F22 que declararon ayer coincidieron en señalar que cuando llegaron no había incidentes en la plaza y en situar los disturbios en Licenciado Poza. Ellos llegaron al final, pero en jornadas anteriores los integrantes de las furgonetas F1 y F6 también ubicaron los incidentes en esa calle, perpendicular a la de María Díaz de Haro.
En la sesión también pudieron escucharse las órdenes de “Ugarteko”, que envió a la herriko a unidades de los sectores 1 y 2, confirmando su papel al mando de todo el operativo.
La fase testifical acaba hoy y el juicio entrará el martes en su recta final con los peritos
La sesión de ayer discurrió de forma rápida; apenas duró tres horas, a pesar de que estaban convocados una docena de testigos. No comparecieron, sin embargo, cuatro de ellos, todos de la defensa, que ya había renunciado a otros seis previstos para el pasado lunes. Y quienes sí testificaron apenas se extendieron. La mayoría eran ertzainas de la furgoneta F22 que se apostaron en las inmediaciones de la plaza de María Díaz de Haro, sin llegar a intervenir allí, a excepción del F92H3.
De hecho, varios dijeron no haber visto siguiera lo que ocurría en la plaza, pues se habían colocado de espaldas a ella, mirando a la acera de enfrente, hacia unas galerías donde apenas había una treintena de personas, algunas de los cuales les insultaron pero sin ir más allá. El conductor de esa furgoneta, el agente R84K8, sí explicó que cuando llegó a la zona intentó aparcar detrás del resto de vehículos policiales que ya se encontraban allí, pero un suboficial que no era su mando le ordenó que se cruzara y cortara tráfico de la calle.
También declararon agentes de la furgoneta 12, comandada por el oficial 3389, confirmando que este no les ordenó cargar ni tampoco parar de hacerlo. Uno de ellos, el número 8267, explicó que ninguno de esos agentes se había bajado del vehículo hasta que recibieron órdenes de comisaría, contradiciendo lo manifestado por “Ugarteko”, quien aseguró que se había dirigido de forma expeditiva al oficial 3389–«entren con todo»– porque él seguía dentro de la furgoneta mientras el resto de su equipo ya había bajado.
Además de los policías, estaba prevista la declaración de otro testigo de la defensa, pero no apareció. Está por ver si lo hará hoy, última jornada de la fase testifical. Han sido llamados varios ertzainas, entre ellos el número dos de Jorge Aldekoa en la comisaría de Bilbo, Raúl Alberto Otaola, y un agente de la Policía Municipal de la villa.
Cerrada esta fase, el martes, 6 de noviembre, comenzarán a declarar los peritos, antes de abordar las conclusiones e informes el día 9, poniendo fin a este largo proceso.I.B.