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La recuperación ambiental del Ibaizabal genera un «valor recreativo» en las playas de Getxo

La recuperación ambiental del estuario del Ibaizabal genera un «valor recreativo» de las playas de Areeta, Ereaga y Arrigunaga estimado en 3,5 millones de euros al año, según un estudio de Azti. Según se desprende del trabajo, la inversión en proyectos de saneamiento no solo es importante para la recuperación ecológica de los entornos costeros degradados, sino que también produce beneficios sociales que pueden llegar a cubrir parte de los costes.

Playa de Ereaga, en Getxo.  Luis JAUREGIALTZO | FOKU
Playa de Ereaga, en Getxo. Luis JAUREGIALTZO | FOKU

Esta es la principal conclusión de un trabajo realizado por Azti y cofinanciado por URA tomando como caso de estudio el proyecto de recuperación del estuario del Ibaizabal llevado a cabo por el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia. La investigación se ha centrado en las playas getxotarras de Areeta, Ereaga y Arrigunaga, ubicadas dentro del estuario del Ibaizabal.

El objetivo era examinar los costes de la recuperación ambiental del estuario, mayoritariamente asociados al sistema de saneamiento, así como los costes de mantenimiento de las playas, y compararlos con el retorno social que supone el uso recreativo de las mismas.

Los resultados han constatado el retorno económico de parte de las inversiones realizadas en forma de servicios ecosistémicos. Se ha estimado un valor recreativo agregado de las playas del estuario en verano de al menos 3,5 millones de euros anuales. Este beneficio económico es suficiente para cubrir el 100% de los costes anuales de mantenimiento de las playas más un porcentaje importante de los costes del sistema de saneamiento.

El estudio, publicado en la prestigiosa revista ‘Frontiers in Marine Science’, ha sido realizado por tres investigadores de Azti –Sarai Pouso, María C. Uyarra y Ángel Borja– junto con investigadores del Centro de Investigación Social y Económica sobre el Medio Ambiente Mundial (CSERGE) de la Universidad de East Anglia (Norwich, Gran Bretaña). El trabajo de investigación ha sido cofinanciado por URA en el marco de MARS, un proyecto europeo centrado en la gestión de los ecosistemas acuáticos sometidos a múltiples presiones.