Ipurua quiere despedirse de 2019 como es debido. No se prevén matasuegras, uvas, ni vestidos de lentejuelas, pero el champán que corrió tras la victoria frente al Real Madrid ya se ha repuesto en las cámaras del txoko y hay ganas de volver a descorchar alguna botella. Lo merece el año del Eibar, nuevamente magnífico, también el trabajo que está realizando en esta recta final del otoño, y no tanto los resultados que, precisamente desde ese triunfo histórico, se han ralentizado.

El punto con el que se han tenido que conformar los eibarreses en las dos últimas jornadas no da, evidentemente, para cuadrar cuentas. Y el rival con el que Ipurua baja el telón no invita a un excesivo optimismo, por muy irregular que esté siendo la temporada del Valencia que, de hecho, marcha un punto por debajo de los eibarreses.

Aún así, la confianza es máxima en la caseta. Frente al disgusto postrero que supuso el empate contra el Levante, José Luis Mendilibar y sus hombres han preferido quedarse con la exhibición que realizaron en ese encuentro y los cuatro goles que le marcaron al equipo granota. En este sentido, el técnico zaldibartarra reivindicaba su concepción del fútbol, con los riesgos que entraña y que, a la vista está, tantos éxitos le ha reportado en el banquillo eibarrés. «Es muy difícil taparse la cabeza y los pies a la vez. Hay que elegir y nosotros elegimos ir para arriba», subrayó. Reconoció que «si vamos ganando no sabemos ir atrás, esperar a ver qué pasa, especular, esperar una contra. S veces te pasa, porque el rival da un paso adelante y te mete atrás, pero normalmente no nos pasa. El otro día fue así –recordó–, fuimos a por el quinto, no dejamos más gente atrás. Es mi fútbol y los jugadores lo aceptan así», reivindicó.

Hoy también tratará de ponerlo en práctica aunque no cree que el partido se parezca demasiado al del pasado domingo. Ni en la cantidad de goles ni en la forma de buscarlos por parte de un rival que «en teoría es mejor que el Levante. Pero el fútbol que plantea el Levante es un poco más alegre, mira más hacia arriba; no sólo porque juega con dos delanteros, sino porque va hacia arriba con bastante más gente». Eso no quiere decir que el Valencia se limite a proteger a su portero. «Sobre todo tiene velocidad en la ejecución, en dos o tres pases llegan al área con mucho peligro, no se andan con tonterías. Ese es su mayor peligro», explicó. No le está funcionando de momento –es el equipo menos goleador del campeonato– pero Mendilibar cree que es cuestión de tiempo. «No sé cuándo pero en algún momento les saldrá el juego. El año pasado lo hicieron muy bien y tienen el mismo entrenador y no han cambiado muchos jugadores. Son buenos y saben a qué jugar, así que llegará», auguró el técnico, que cree que el Valencia le está pesando su participación en Champions League. «Para la mayoría de los equipos no es fácil jugar dos partidos de máxima exigencia por semana. Posiblemente lo están notando», argumentó.

La vuelta de Jordán dibuja una interrogación

Cumplida su sanción, Joan Jordán vuelve a la convocatoria. No genera un problema a Mendilibar, convencido de que «juegue el que juegue lo va a hacer bien y, además, aunque sean jugadores de características diferentes, el concepto de juego es el mismo». Pero sí una incógnita respecto a los planes del técnico, que deberá decidir si mantiene a dos delanteros o si uno de ellos pasa al banquillo.

Pese a sus dos goles frente al Levante, Charles sería posiblemente el sacrificado. La otra opción es que el portugués y Enrich mantengan plaza en el once y Escalante o Diop la pierdan. La tercera, menos probable, que Jordán comience el choque el banquillo.

Además, Arbilla podría recuperar la titularidad, en función del estado de Iván Ramis, que acabó el partido con algunas molestias.

El Valencia, por su parte, viaja sin Kondogbia ni Lato, lesionados en su partido de Liga de Campeones frente al Manchester United. A.U.L.