Aritz INTXUSTA

Miranda apunta a Sanz como creador de las triples dietas

La comisión de investigación de la CAN replicó ayer uno de los interrogatorios que se vivieron en el despacho de la juez María Paz Benito, antes de que el Supremo tumbara el caso por un tecnicismo. Es una esquina, la abogada de Kontuz y, en la otra, un exconsejero perdiendo los papeles.

Esto es «cosa juzgada, cosa juzgada» se atrincheraba ayer Álvaro Miranda cuando la parlamentaria Arantxa Izurdiaga le requirió detalles concretos sobre todo el sistema de percepción de dietas del que él, junto con Yolanda Barcina y Miguel Sanz, fue uno de los máximos perceptores. Pero en esta ocasión, no tenía escapatoria.

La anterior vez que Izurdiaga y Miranda se vieron en esta situación fue ante la juez Benito. La parlamentaria era abogada de Kontuz y él estaba imputado. En aquel despacho, Miranda dejó de contestar cuando Izurdiaga le preguntó por sus declaraciones de que las dietas eran parte de su sueldo. La misma pregunta volvió ayer. «¿Eran su sueldo?», insistió la parlamentaria de EH Bildu. «Ya me oyó decir en directo que no, me retracté», se defendió Miranda.

El diablo está en los detalles y, al preguntar por ellos, la seguridad del exconsejero se esfumó. Izurdiaga le preguntó por las triples dietas que cobraron la tarde del 23 de julio de 2010. Una tarde en la que Miguel Sanz se embolsó más de 8.000 euros y Miranda, más de 5.000. Tuvo que preguntarle tres veces quién las convocaba hasta que admitió que era el propio Sanz. Es decir, el que más cobraba por cada reunión.

Izurdiaga le preguntó si tenía la agenda ocupada en aquella época. Y el consejero dijo que sí, que tenía que capear con la mayor crisis que había vivido Nafarroa en décadas. Y la réplica fue: «Entonces, ¿por qué iba a reuniones que tenían exactamente el mismo contenido en semanas diferentes?». Pero eso a Miranda no le pareció raro, según dijo.

El exconsejero se intentó parapetar en la sentencia del Supremo, pero la abogada de EH Bildu no le dejó. Le recordó el relato de hechos que elaboró Benito, donde aparecen reuniones sin contenido, donde a él, a Barcina y Sanz se les informaba de que no había nada que informar y, automáticamente, se les ingresaban miles de euros en sus cuentas bancarias. Miranda entonces terminó de perder los papeles y comenzó a payasear. Abría ostensiblemente la boca y se la señalaba con el dedo, como diciendo “me deja con la boca abierta con sus afirmaciones”, emitió risas histriónicas y fingidas para interrumpir. Pero la verdad es que nadie le rió las gracias. Quedó burdo, chusco.

Izurdiaga le recordó que él fue responsable de los Estatutos de 2010, donde se creó un puesto de honor para seguir cobrando dietas hasta los 76 años. Fue un traje a medida pensado para Sanz, el único que cumplía con las características. «¿Cuántas personas cumplían los requisitos?», quiso saber la parlamentaria. «Creo que ninguno. No lo puedo decir con certeza», dijo Miranda. «Había uno: Miguel Sanz», continuó Izurdiaga. «Sanz es una persona como usted y como yo. Sí cumplía, pero es agua pasada. Cosa juzgada», volvió a decir el exconsejero de Economía.