Asier AIESTARAN

Irribarria y Zabaleta abrasan a Ander Imaz (11-22)

El zaguero de Oiartzun no ha podido sujetar la pegada de los azules, Irribarria y Zabaleta, que han sumado su cuarta victoria en la liguilla del Parejas.  

Irribarria, bajo la atenta mirada de Imaz. (Jon URBE/FOKU)
Irribarria, bajo la atenta mirada de Imaz. (Jon URBE/FOKU)

Irribarria y Zabaleta han sumado su cuarto triunfo en la liguilla del Parejas sacando provecho a la táctica que se ha demostrado más eficaz para ellos: pegar atrás sin contemplaciones hasta abrasar a sus rivales. Y si enfrente hay un zaguero que no pasa por su mejor momento, caso de un Ander Imaz que no ofrece la seguridad de hace unas semanas, el resultado no puede ser otro que un triunfo contundente de los pegadores de Aspe (11-22).

El primer saque ha correspondido a la pareja colorada, y Oinatz Bengoetxea ha demostrado sus intenciones sacando desde el txoko. Mala señal: el de Leitza era muy consciente de que solo a base de enredar el partido tendrían opciones de ganar. Pero la lógica se ha impuesto desde el principio y una pelota que Imaz no ha podido devolver desde las catacumbas del Beotibar ha dado comienzo al primer parcial de azules: 0-5 en un abrir y cerrar de ojos con Oinatz arriesgando sin acierto. Un Oinatz al que hay que hacerle un momumento en este Parejas, y que a base de sus jugadas de trilero lograba acercarse a un 5-8 esperanzador para los numerosos aficionados que se dieron cita en el recinto tolosarra, confiando en que podrían estar un poco más de rato al calorcito.

Entremedias, José Javier Zabaleta sufría un golpe en el hombro, en el 4-8 concretamente, y pedía masaja al doctor Urrutia.

Un contratiempo que no ha ido a más, justo al contrario de la brecha en el marcador, que se ha agigantado rápidamente entre los pelotazos de Irribarria (casi más que Zabaleta) y los problemas de Imaz. Del 5-8 directos al 5-19, con una tacada de 11 tantos que ha dejado dos imágenes elocuentes. Bengoetxea e Imaz tirados en el suelo tras el 5-12, el mejor tanto del partido sin que la defensa numantina de los colorados sirviera para cortar la racha rival. Y el zaguero de Oiartzun sentado en la silla cabizbajo en el segundo descanso televisivo, sin poder dar la vuelta a la situación.

El intercambio de tantos final no ha servido más que para maquillar algo el resultado y arrancar los aplausos del respetable, que ha entendido perfectamente el calvario de Imaz y le ha dado ánimos para que recupere su verdadero nivel.