A pesar de que recientemente ha aumentado el número de condenas por trata de seres humanos en África y Oriente Medio, «el número total en esas regiones sigue siendo muy bajo», señala el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).

«Los traficantes apenas corren el riesgo de ser procesados por la Justicia», agrega el documento, que reclama un refuerzo de la cooperación internacional contra las redes criminales.

El informe, que recoge datos hasta el año 2016, apunta que nunca había habido tantos países en situación de conflicto en las últimas tres décadas como en ese año. La existencia de un conflicto armado refuerza el riesgo de trata de seres humanos, por los fallos de las autoridades, los desplazamientos forzosos, la destrucción de las estructuras familiares y la precariedad económica.

La Unodc señala que el 70% de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo son mujeres y el 23% son menores. El informe no aporta ninguna estimación respecto al número de víctimas en todo el planeta, aunque documenta unos 24.000 casos en 142 países en 2016, 10.000 más que en 2011, con subidas «más pronunciadas en las Américas y en Asia».

La trata con fines de explotación sexual es, de lejos, la más corriente, y afectó al 59% de las víctimas identificadas en 2016. Un tercio de las víctimas que cubrió el informe, la mayoría en África subsahariana y en Oriente Medio, padeció trabajos forzados. Entre 2014 y 2017, se registraron cien casos relativos al tráfico de órganos. En los campos de refugiados los traficantes atraen a las víctimas «con falsas promesas de dinero y/o de transporte a lugares más seguros». La trata para matrimonios forzados afecta especialmente a las mujeres del sureste asiático.