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Madrid

Crónica de una declaración solemne

Reclamado por las defensas de Rull, Turull y Sànchez, el lehendakari Iñigo Urkullu ha declarado como testigo en la Sala Segunda del Tribunal Supremo español dando inicio a la novena jornada del juicio contra los líderes independentistas catalanes. Urkullu ha desmentido a Mariano Rajoy afirmando que sí que medió entre el expresidente del Gobierno español y Carles Puigdemont.

Iñigo Urkullu, a su llegada al Tribunal Supremo. (J. DANAE / FOKU)
Iñigo Urkullu, a su llegada al Tribunal Supremo. (J. DANAE / FOKU)

Es necesario atravesar con acreditación cuatro controles policiales para acceder a la entrada del Tribunal Supremo. Allí, decenas de periodistas esperaban, sobre las 09:15, la llegada de Iñigo Urkullu. La expectación era máxima después de que en la jornada de ayer saliera a relucir su nombre durante el testimonio de Mariano Rajoy y el papel que el lehendakari jugó como mediador, negociador, interceptor o enlace entre este y el expresident de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont.

No obstante, los parlamentarios Iñigo Iturrate (PNV) y Maddalen Iriarte (EH Bildu) han sido los primeros en llegar. Iriarte ha destacado que la anormalidad del juicio y reiterado que «este jucio afecta no solo a Catalunya, sino a Euskal Herria también», ya que «está en juego el derecho a decidir y la democracia». Por su parte, Iturrate ha señalado que el momento en el que se le preguntó a Rajoy por el papel de Urkullu «fue su momento más crítico» porque «estuvo haciendo de las suyas» para esquivar la pregunta.

Urkullu llegaba a las 9.40, en un coche con los cristales tintados, a la misma puerta del Supremo, donde no tienen acceso los periodistas. Soprendidos por su prontitud, Iturrate ha explicado que «le han propuesto venir antes para no cruzarse con los encausados». Su declaración iba a comenzar en unos minutos.

Tras pasar por el último control, los periodistas pueden acceder a la biblioteca, reconvertida en sala de prensa, o directamente y dependiendo del espacio, a la sala donde se celebra el juicio. No sin esperar, desde luego, en una fila separada en grupos en el mismo pasillo; familiares, autoridades y prensa. Mientras los compañeros de prensa aguardaban a la orden para entrar a la sala, han pasado por el pasillo los encausado, las defensas y las acusaciones. Un abogado ha preguntado a Francesc Homs sobre si vio el partido de anoche, en el que el Barça goleó al Real Madrid. «Por supuesto», ha contestado Homs mientras marchaba a la sala sonriente.

Una vez allí, los encausados han saludado a los periodistas y familiares. «Hablamos luego», repetían Cuixart y Sànchez. Los encausados se iban sentado frente al juez Manuel Marchena, mientras que Dolorss Bassa y Oriol Junqueras -que no ha parado de tomar nota en toda la sesión- se han acomodado junto a sus defensas. 

A las 10:00 entraba Urkullu para responder, en primer lugar, a las preguntas del propio Francesc Homs. Como era de esperar, el ambiente ha sido sido serio, formal y protocolario. La solemnidad de la sala y el tono del propio Urkullu ayudaban a ello. El lehendakari ha explicado que Puigdemont le pidió mediar entre Barcelona y Madrid el 19 de junio, cuando coincidieron en el homenaje a las víctimas del atentado de Hipercor. Su primera reunión sobre el tema con Rajoy se celebró el 19 de julio, y a partir de ahí «las comunicaciones fueron muchas».

Fue a partir del 4 de octubre «cuando se me solicita que intervenga, lo hacen muchas personas», ha explicado Urkullu, que ha asegurado asimismo que hasta el 27 de octubre tuvo una «prolija relación» con muchos agentes.

El lehendakari ha explicitado que su objetivo era evitar tanto la Declaración Unilateral de Independencia como la aplicación del artículo 155, y ha asegurado que la actitud de Puigdemont hacia el diálogo siempre fue de «absoluta receptividad, y ha puesto como ejemplo la retirada de la DUI en el pleno del 10 de octubre.

En este sentido, ha seguido explicando que Puigdemont le llamó el 26 de octubre al mediodía para comunicarle que no podía seguir adelante con el acuerdo alcanzado la víspera para disolver el Parlament y convocar elecciones autonómicas. Las razones, según ha detallado, fueron la presión de la calle y de su propio grupo parlamentario.

Finalmente, a preguntas de Homs ha entrado levemente en el papel de Rajoy. Urkullu ha explicado que hablaron el 21 de setiembre, un día después del registro a la consellería de Economía, y le trasladó su preocupación porque la situación «se fuera de las manos», frase que ha repetido tres veces durante su intervención.

Ha explicado que su actitud fue «de escucha», pero ha añadido que sus respuestas «no fueron las que yo esperaba el 25 y el 26» de octubre.  Era renuente a que el diálogo con Puigdemont –ayer negó cualquier mediación– «pareciese una negociación» y no dio una respuesta precisa cuando fue preguntado sobre garantías de que no aplicaría el 155. «A las puertas de la aplicación del 155, tuve mi intuición de que (Rajoy) no era muy dado a la aplicación del 155». Es decir, Puigdemont pidió garantías y Urkullu le ofreció una intuición.

Menos de 50 minutos ha durado la declaración de Urkullu. «Coja su DNI y retírese, por favor», le ha ordenado Marchena. El lehendakari ha saludado a los encausados y se ha retirado de la sala. Era el turno de Gabriel Rufián y Albano Dante Fachín, que, estos sí, han desquiciado tanto a Marchena como a la Fiscalía.