Iñaki SOTO

Seis cosas sobre las que reflexionar si eres hombre y vas a una asamblea del 8 de Marzo

En algunos sitios y organizaciones se están dando asambleas mixtas, con mujeres y hombres, para informar sobre las decisiones que ha tomado el movimiento feminista en Euskal Herria para el 8 de marzo. Es una oportunidad, pero conviene hacer las cosas bien.


En principio, es una asamblea informativa y te han invitado para explicarte sus ideas y resolver tus dudas. El año pasado algunos hombres se quejaron de que no sabían bien qué tenían que hacer en la huelga del 8M. Personalmente dudo un poco de esta queja, pero bueno, les han escuchado y han organizado una reunión para informarles de cómo ve el movimiento feminista la participación de los hombres ese día. Tú pides algo, te escuchan y tras valorar tu demanda consideran que es lógico y lo organizan. En principio, esto funciona. Como decían en “In & Out”:  Behave! ¡Compórtate!


Antes de entrar, hazte una pregunta: «¿mi opinión es tan importante?». En general, la respuesta es no. Este ejercicio vale para más encuentros o debates, lo mismo en casa que en el trabajo. Es evidente que aquí también existe un sesgo de género y que, en general, los hombres son más dados a cascar en público. Esto también es parte del patriarcado. Tal y como dice una amiga, la última moda es poner sobre las mujeres el peso de tener que intervenir en las reuniones, «¡y ya está bien!». Porque si hacemos balance de lo que dicen la mayoría de los hombres, tanto en contenido como en extensión, lo mejor sería un decrecimiento general de las participaciones. Michael Collins, lo que se dice Michael Collins, hay pocos. Callarse puede ser revolucionario.


Si ya has empezado a leer literatura feminista, no les expliques a las mujeres lo que es realmente el feminismo. Si no has llegado a “Los hombres me explican cosas” de Rebeca Solnit, quizás no estés siguiendo el orden correcto para avanzar. Es breve, vibrante, y se lee rápido. Puede que al hacerlo te pongas rojo al reconocerte. Fantástico, eso debería evitar que hagas el ridículo en esta asamblea. Si todavía no has empezado a informarte en serio sobre qué es y cuáles son los debates del feminismo, vas tarde, pero callarte es la opción más sensata y lógica. Si no sabes, vuelve al punto anterior.


Te puedes preguntar –a poder ser para tu interior–, «¿por qué puedo venir a esta reunión y no al resto, si soy más feminista que la madre que me parió?». Absolutamente nadie es tan feminista como piensa. Nadie. En todo caso, la pregunta puede ser pertinente, en general, pero no toca hoy. Es un debate que se da continuamente en el feminismo y es evidente que en este momento, dada la centralidad que tiene esta revolución en nuestra vida política, sigue siendo un debate necesario. Los hombres tenemos que encontrar un sitio en esta lucha, pero por definición será secundario, en ningún caso irrelevante. Para hacerse una idea, y evitando comparaciones miméticas, un debate semejante se dio en el movimiento de liberación sudafricano en los tiempo del Apartheid. De todos modos, ya que tienes interés, puedes leer “El feminismo es para todo el mundo”, de bel hooks, que además de ser una auténtica biblia del feminismo, también trata este tema.


Por supuesto que puedes no estar de acuerdo con lo que te planteen. Incluso lo puedes manifestar, faltaría más. Siempre y cuando cumplas con los anteriores puntos. No todas las feministas están de acuerdo en todo lo que van a plantear, simplemente han tomado unas decisiones mancomunadas y las van a defender. Esa diversidad es un valor. De todos modos, esta reunión no es para volver a ese punto, es decir, al punto anterior.


En todo caso, como todo el mundo dice tener una amiga feminista, lo mejor es escucharle y hacerle caso. Evidentemente, esto vale también para el amigo gay, la amiga magrebí o el amigo negro.


Si con todos estos condicionantes piensas que para eso no vas, estás en tu derecho, pero lo cierto es que te perderás una oportunidad para ver en directo cómo funciona el feminismo en nuestro país, para cambiar roles, para revertir inercias que son negativas, para aprender y para mejorar. El resultado de estas asambleas depende tanto de lo bien que lo hagan unas como de lo bien que lo hagan los otros. Es una oportunidad para formar parte de esta revolución.