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Estudiantes siguen en la calle contra la «maniobra» de Bouteflika

Miles de estudiantes argelinos salieron de nuevo ayer a las calles para denunciar la «maniobra» de Abdelaziz Buteflika para mantenerse en el poder tras anunciar la retirada de su candidatura a un quinto mandato.

Una vez atemperada la explosión de júbilo inicial, el escepticismo y la decepción comenzaron a abrirse paso entre el pueblo argelino, convencido de que la renuncia a la reelección para un quinto mandato del presidente, Abdelaziz Bouteflika, y el aplazamiento «sine die» de las elecciones presidenciales, anunciados el lunes, es más una «maniobra» del régimen militar para perpetuarse que una genuina reforma.

Los estudiantes volvieron a salir a las calles en Argel, Skikda, Bordj Bou Arreridj, Bejaia y Orán, manteniéndose como la única resistencia al Gobierno y manifestándose por tercer martes consecutivo para pedir la dimisión de Bouteflika y que deje el país en manos de personas más jóvenes, y ayer para rechazar lo que consideran un «juego de palabras» del presidente.

«Es una trampa para ganar tiempo, intentar frenar el movimiento y colocar a otra marioneta como presidente», señaló a AFP Amel, estudiante de Matemáticas e Informática. Para Asmaa Baz, estudiante de Ciencias Políticas, es una «falta de respeto hacia las mentes de los miles de personas que rechazamos al régimen».

Frente a unas protestas inéditas en los 20 años que lleva en el poder, Bouteflika anunció el lunes que renunciaba a un quinto mandato, como pedían los manifestantes. Pero también aplazó sin fecha las presidenciales del 18 de abril, lo que prorroga de facto «sine die» su mandato sin pasar por las urnas.

Nuevo test, el viernes

Si las manifestaciones de estudiantes eran un test sobre el éxito o el fracaso de los anuncios del lunes, más significativa será la movilización del viernes. Centradas primero en protestar contra la opción de que Bouteflika optara a un quinto mandato, el viernes se convirtieron en un clamor popular contra un régimen militar que controla el país desde la guerra de la independencia de Francia (1956-1962) y contra una casta protegida por gran parte del Ejército al que se acusa de haber esquilmado el país.

El periódico “El Watan” afirmó ayer que los anuncios del lunes son «un juego de manos de increíble ligereza política (…) para mantenerse en el poder».

Una línea que se aproxima al sentir en las calles de Argelia y comparte el muy crítico “Diario de Orán”, que resaltó que «los argelinos se han despertado con el gusto de la vitoria mezclado con el sabor de la duda y la incertidumbre, porque la tarea es larga y las preguntas muchas».

“Liberté”, otro diario francófono, criticó lo que considera una «gran estafa», asegurando que «el presidente intenta una nueva trampa con el pueblo».

Además, el lunes Bouteflika nombró un nuevo primer ministro, Nureddin Bedui, hasta ahora ministro del Interior, para reemplazar al muy impopular Ahmed Uayahia. El titular de Exteriores, Ramtan Lamamra, fue nombrado vice primer ministro y aseguró que los argelinos no tenían «derecho a equivocarse» frente a la «responsabilidad histórica» relacionada con la decisión del presidente.

Ambos son los encargados de pilotar esa anunciada transición, que se pretende vertebrar a través de una Conferencia Nacional y de un referéndum que deberían desembocar en unas nuevas presidenciales en un plazo que no se ha determinado.