En tierra de nadie. Ahí es donde está cogiendo visos de desarrollarse la recta final de la temporada de la Real. Podría ser peor, sí, pero es un pobre consuelo. Los de abajo están lejos, pero los de arriba se escapan. Y no hay nada más desmotivante para un aficionado que presenciar un intrascendente choque liguero.
Va de rachas, y los donostiarras ahora suman cuatro encuentros sin ganar. Dos puntos de doce. Ni sin Januzaj, ni con Januzaj. El bueno siempre es el que falta, esta noche nos acordamos de Llorente, Illarramendi o Willian José.
Tras el disgusto de Sevilla –Machín se ha ido a la calle a pesar de que la Real puso de su parte para que continuara–, quien más quien menos confiaba en que, ante un rival con menos cartel que el Atlético y los hispalenses, los de Imanol sacaran el partido adelante y siguieran a la estela de los puestos europeos.
La primera parte era el guion escrito de antemano. Un rival pusilánime, dominio local, sin prisa pero sin pausa y, para redondear, asistencia del criticado Theo y gol del retornado Januzaj. Y el cuasi debutante Guevara, soldado raso, ejerciendo de comandante ante las ausencias de Illarra y Zubeldia. Música de violín, baja el telón, aplausos, ‘happy end’.
Que marcara Sandro era ya demasiado pedir. El canario trabaja y pelea, pero la ansiedad le lleva a ser un ‘chupón’ en más ocasiones de las deseadas. Nada es perfecto. A pesar de la corta ventaja, el bocadillo del descanso tenía sabor a tranquilidad.
Reacciona el Levante
En vez de vender libros de motivación y superación personal, deberían editarse DVDs de charlas de entrenadores en el descanso. Comenté algo el respecto el lunes sobre Osasuna en Málaga, vaya cambio tras el paso por vestuarios. También el Levante ha sido otro en la segunda mitad. A la fuerza ahorcan, es verdad. Casi se come Rulli un gol olímpico, primer aviso.
En el otro lado, los atacantes blanquiazules tenían espacios para correr. Bautista, que había entrado por Sandro –único cambio de Imanol–, lo ha hecho todo bien salvo acertar entre los tres palos. Si el de Errenteria la mete tras un gran recorte esta crónica sería muy distinta. Ha sido la más clara, pero ha habido otros buenos balones a la contra en los que ha faltado eso que llaman instinto asesino.
El fútbol es un deporte de momentos, y el que no ha fallado en el suyo ha sido Mayoral, adelantándose a Zaldua en un córner de laboratorio. Empate y poco más de 10 minutos por delante para arreglar el desaguisado. A por ellos, oe. Ha podido ser, pero no ha sido.
Resumiendo, la Real ha tenido calma para no querer ganar en el arranque el partido que perdió en Sevilla –ese ya no tenía arreglo–, pero le han faltado galones para hacer ver al Levante que, una vez por debajo en el marcador, no le merecía la pena el esfuerzo.
¿Y a partir de ahora qué? Dos semanas de parón y la siguiente cita en Valladolid. No son pocos los que ya hablan de hacer balance y empezar a trabajar con la mirada puesta en la próxima campaña. A técnico y jugadores les corresponde resignarse o rebelarse. Página especial de NAIZ.