Seis meses después, el Eibar ha caído derrotado en Ipurua. Castigo a un mal partido de los azulgranas que, sin embargo, no se ha resuelto del lado visitante hasta el descuento y con cierta polémica en el gol del empate.
Recuperando a Cucurella y Enrich, el Eibar saltaba al campo con el once de «gala» -si vale la expresión en un equipo que ha utilizado 25 alineaciones distintias en 28 jornadas–. Poco se ha notado. El equipo no lo ha pasado bien en el primer tiempo. Menos intenso de lo habitual, se ha encontrado, además, a un Valladolid aplicado, que ha sabido tapar las bandas, con especial atención al hombre que marca la diferencia en el cuadro azulgrana: Fabián Orellana ha tenido muchos problemas para superar el marcaje al que le han sometido Nacho y Óscar Plano. Sin llegadas por las alas, uno de los pilares de su juego, las acciones en el área de Masip se han hecho desear y qué decir de las ocasiones de gol.
Peor aún, el rival no se ha limitado a defender y, sobre todo con balones largos en busca del desmarque de Guardiola, ha propiciado algunos sustos considerables. El árbitro ha anulado un gol del propio delantero murciano por claro fuera de juego nada más comenzar el choque. Keko, Óscar Plano o Anuar también han probado fortuna pero la puntería no es precisamente la gran virtud del Valladolid, así que el primer tiempo ha acabado con el marcador inicial.
La segunda parte no ha empezado con mejor pinta pero a los nueve minutos el Eibar ha conseguido romper el partido. Una jugada coral, conducida de inicio por Orellana y que, tras tocar Charles y Enrich en el área, ha convertido en el 1-0 el propio delantero chileno. Ha mejorado el marcador pero no el partido, con un Valladolid voluntarioso pero todavía negado de cara a gol.
Sergio González se la ha jugado, no le quedaba otra, con la entrada de otros dos atacantes, Unal y su máximo goleador Verde, aunque el mayor peligro de su equipo seguía corriendo a cargo de Óscar Plano y Guardiola. José Luis Mendilibar ha respondido retocando el dibujo para reforzar el centro del campo con la entrada de Gonzalo Escalante.
Aquello no mejoraba demasiado pero el tiempo se consumía con los azulgranas todavía por delante. Cosas que pasan, el día se ha torcido justo después de que entrara al campo el héroe de las dos últimas jornadas Marc Cardona –asistencia en el único gol ante el Celta y el tanto del empate en el derbi de Mendizorrotza– y de que a Sergi Enrich se le escapara por milímetros la opción de sentenciar en una de las mejores ocasiones del partido.
Vaya si lo han lamentado los armeros. Se cumplía el minuto 90 cuando Óscar Plano se ha plantado solo en el área para picar el balón ante Dmitrovic y caer ante el guardameta. Cinco minutos de parón entre consultas y protestas a dos bandas –los castellanos reclamaban el penalti y los locales el más que probable fuera de juego previo– y, finalmente, Medié Jiménez ha decretado la pena máxima. Cinco penaltis había fallado hasta hoy el Valladolid pero esta vez Verde no ha perdonado.
El largo descuento ha dado, lamentablemente, para más. Un mal balón de Cote a Arbilla se lo ha llevado Guardiola, que se ha ido de Ramis para plantarse ante Dmitrovic y firmar el definitivo 1-2.
Un duro golpe que deja al Eibar con 35 puntos, todavía en posición muy cómoda pero con el mal cuerpo de haber dejado escapar una magnífica oportunidad para asegurarse otro año en Primera.