En Korrika todo es maratoniano, también los turnos dentro de la furgoneta. Iribarren lleva en la furgoneta desde las dos de la madrugada y no se bajará hasta las dos del mediodía, cuando la carrera por el euskara trepe hasta Alesbes y Faltzes. A la tarde, la esperan en Tafalla.
«Han caído unas gotas a eso de las seis de la mañana, pero está aguantando», comenta Iribarren. Los corredores han cruzado cerca de Cadreita y ha salido bastante gente en Murchante y Cascante. Esto ha retrasado un poco sobre la hora. «En los pueblos siempre va más lento por la gente, pero solo nos hemos ido unos cinco minutos. Apretamos un poco a la salida y nos recuperamos. Estamos en hora», aclara.
«Ahora tenemos visita –ironiza Iribarren– tenemos los aviones en las Bardenas. Estos también se apuntan». El avance de la carrera está coincindiendo con maniobras militares en el Polígono de Tiro.
Lo más ilusionante ha sido Tutera. El ambiente euskaltzale se ha hecho notar en la capital ribera. Los kilómetros con más corredores han sido los que tenía el euskaltegi y la Ikastola Argia. Cuando los chavales han terminado de correr, la fiesta ha continuado en el centro.
«Hemos sacado toda la ikastola a la calle. Los doscientos alumnos con padres, abuelos y amigos», explica Argiñe Korta, directora de Argia. El lekuko se lo han estado pasando los alumnos de mano en mano por etapas, desde infantil a secundaria. «Resulta muy emocionante para ellos», remarca Korta.
Para la ikastola, Korrika no acacaba cuando el lekuko se escapa corriendo. La vuelta el centro estudiantil supone un remate en positivo de la jornada. «Hemos programado bailes y actividades lúdicas, queremos dejar un recuerdo muy positivo. Este es un dia muy especial», subraya la directora del centro que acogerá, en unos meses, el Nafarroa Oinez. Por la tarde habrá una actuación de Pirritx eta Porroz. «La Korrika lo merece».